EL GRAN LÍDER, COMPAÑERO KIM IL SUNG, ESTÁ SIEMPRE EN NUESTRO PUEBLO

    

Conversación con altos funcionarios del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea

    11 de febrero de 1996


    El 8 de julio de este año se cumple el segundo aniversario del fallecimiento del gran Líder, compañero Kim Il Sung . Calculando de manera tradicional, estamos en el tercer año. Según la costumbre que se transmite a lo largo de la historia se puede decir que el próximo 8 de julio se cumple el tercer aniversario, pero no hay que calcularlo de esa manera en el caso del Líder.

    El tercer aniversario del fallecimiento del Líder no debe calcularse de manera convencional, sino por años transcurridos. Entonces el 8 de julio del próximo año se cumplirán realmente tres años de su fallecimiento.

    Conmemorar especialmente el tercer aniversario de la muerte es una costumbre de nuestra nación y algunas otras del Oriente para rendir un tributo de profunda condolencia al difunto al alargar el plazo de su recordación y definir el límite de la despedida que se le da. No obstante, no podemos seguir esa costumbre de nuestros antecesores para recordar al Líder, un hombre sin igual en la historia.

    El compañero Kim Il Sung no solo es el padre de nuestra nación, un gran hombre sin igual, a quien esta acogiera y enalteciera por primera vez en su historia milenaria, sino también el Sol de la humanidad que el mundo reconoce oficialmente.

    El Líder es el más destacado entre los destacados, quien pasó por incontables momentos difíciles desde que emprendió tempranamente el camino de la revolución a la que lo entregó todo por la libertad y la felicidad del pueblo, hasta concluir limpiamente su brillante obra como revolucionario comunista.

    Las inmortales hazañas revolucionarias que él realizó para lograr la victoria de la causa de las masas populares por la independencia, causa socialista, esparcen rayos espléndidos como los méritos de mayor grandeza en la larga historia de la humanidad y del movimiento comunista.

    Sus nobles cualidades y sublime imagen, desde sus grandes ideas y teorías, extraordinaria capacidad de dirección y nobles virtudes, hasta su distinguida personalidad, rasgos sencillos y vida sobria, son dotes singulares de un gran hombre no conocido aún por la historia que provocan la admiración del mundo.

    Con el paso del tiempo sentimos más en nuestros corazones que el querido compañero Kim Il Sung tenía cualidades innatas de gran hombre. Es ilógico organizar según procedimientos convencionales o costumbres viejas las ceremonias de recordación del gran compañero Kim Il Sung , veterano de la política mundial y eterno Sol del Juche, que diera inicio a la época de la independencia por primera vez en la historia de la humanidad.

    Aunque su corazón dejó de latir, hoy también está en nuestro pueblo. Su vida es eterna como supremo cerebro de un todo compactamente unido, integrado por el líder, el Partido y las masas, como fundador de la Corea socialista que va adquiriendo su propia identidad. Se puede decir que su historia continúa con el fortalecimiento y la prosperidad de nuestra patria, donde su legado se encarna brillantemente.

    Si tratamos de poner un límite en la recordación del gran Líder que hoy también está entre el pueblo, esto contraviene la conciencia moral de los comunistas coreanos que queremos enaltecerlo como el Sol del Juche por los siglos de los siglos. Es más, nuestro pueblo, que disfruta de felicidad gracias a las grandes hazañas que el Líder realizó ante la patria, lo echa de menos más intensamente con el paso del tiempo. Sin duda, nuestro pueblo, miembro eterno de la familia del Líder, no puede vivir ni por un momento alejado de su regazo.

    Repito que bajo el pretexto de la costumbre y tradiciones no debemos tratar de poner un límite en la despedida al Líder de nuestro pueblo que siempre que esté alegre o triste, sea de día o de noche, recuerda al Líder paternal, con mayor añoranza en el aniversario de su fallecimiento. Desde el deceso inesperado del Líder hasta la fecha hemos venido organizando las ceremonias de recordación con métodos peculiares, sin precedentes, y sin restringirnos por cualquier costumbre. También en lo adelante procederemos así. Por tanto, el 8 de julio del presente año, día del segundo aniversario del fallecimiento del Líder, debemos recordarlo manifestando desde lo más hondo del corazón el sublime sentido de obligación moral de los comunistas coreanos hacia él, representante supremo de los antecesores revolucionarios. De modo especial, hemos de hacerlo con mayor devoción el 8 de julio del próximo año, día del tercer aniversario de su fallecimiento.

    Cada vez que llegue este aniversario, el pueblo recordará con profunda emoción la brillante vida e inmortal historia revolucionaria del Líder que lo entregó todo a la patria y al pueblo y acordándose de su legado y de lo que hizo para materializarlo, renovará su determinación. Como quiera que la añoranza del pueblo por el gran Líder no tiene límite, cada 8 de julio lo recordará espontáneamente con el más noble sentido de obligación moral aunque no se lo exija nadie.

    Debemos establecer como una tradición irrevocable acoger el 8 de julio como el máximo día de recordación nacional del difunto Líder. Esta es nuestra invariable voluntad y la más sublime obligación moral de todo el pueblo coreano y la humanidad progresista que quieren enaltecer para siempre al compañero Kim Il Sung , quien vive eternamente entre nuestro pueblo, como el gran Líder de la causa revolucionaria del Juche, como el Padre de todo.