El gran Dirigente Kim Jong Il dijo: La nación coreana es una nación ingeniosa de gran amor a la patria que vivía armoniosa en el mismo territorio heredando una consanguinidad y hablando el mismo idioma mientras creaba una larga historia y cultura.
Chimá y Jeogorí, faldas y blusas coreanas de típicas formas y autóctonos colores son patrimonios nacionales de la orgullosa historia de 5 mil años. Son prendas propias de la mujer coreana. Lucen elegantes y son cómodas. Vienen evolucionando a lo largo de la historia según el sentimiento y el gusto de la mujer coreana.
Las blusas y faldas coreanas vienen cambiando en proporción inversa en su forma.
Según las páginas históricas, las faldas se llamaban “Gun” o “Sang” en el tiempo de Coryo y, “Jokma” en el de la dinastía de los Ri. Se dio en el libro “Hunmongja
En el tiempo de Coryo dejó de existir la falda de pliegues dando lugar a la falda llana, que llegaba al seno, no a la cintura.
El libro “La Sastrería de Coryo” describía la falda cuya cola se metía en la parte del costado superior. En el tiempo de la dinastía de los Ri se registró el cambio en su forma y variedad. Se podría citar los modelos: los faldones abiertos, la falda cerrada, el delantal, una especie de pollera de gala, uno de géneros de miriñaque, etc.
La blusa, a diferencia de la falda, se evolucionó gradualmente en forma corta. En la época de tres dinastías la blusa se ajustaba con el cinturón, pero entrando en el tiempo de Balhai y Post Silla empezó hacerse corta, en cuyo curso en lugar del cinturón se usaban los lazos y los cuellos.
Las blusas y las faldas coreanas se consideran unas de las mejores prendas del mundo por la peculiaridad de sus formas, decoraciones y colores.
Son lindas en sus formas y estructuras. Desde antiguo se caracterizan por la apariencia: cortas las blusas y largas y anchas las faldas. Le caen bien a la mujer coreana.
Pese a la diferencia en el largo de la falda y la blusa, dan el sentido armonioso y estable. Es porque las mangas arqueadas de gran anchura y largos cordones de la blusa completan la dimensión y el peso. A diferencia del traje occidental, sus líneas de cuello y cordones armonizan con la blusa haciendo relevar su belleza natural, rica y fina, lo que constituye la característica exterior de las faldas y las blusas coreanas. Sus dos largos cordones se usan no sólo por abrir o ajustar la blusa sino que dan viveza a sus formas peculiares y bellas.
Las estampas de la vestimenta coreana constituyen otros factores de embellecer las prendas coreanas. Las mujeres coreanas gustan bordar estampas sencillas en las blusas y las faldas a cuyo color se ajustan los bordados. Las estampas de las blusas y las faldas del tiempo de la dinastía de los Ri solían dibujar las flores y las hojas, las frutas y las
Sin Samyongdang, pintora de renombre del siglo 16 cubrió las manchas de su falda de seda con el dibujo de un racimo de uvas frescas que aparentaban vivas, lo que asombró sobremanera a las gentes.
El color de las prendas es uno de los factores básicos de la idiosincrasia nacional. La mujer coreana gusta la belleza noble, pura, clara y fina. En la primavera solía vestirse prendas rosáceas, verdes claras, púrpuras claras, amarillas, etc., en consonancia con el ambiente primaveral, en el estío gustaba prendas blancas o azules que daba la frescura y en el otoño optaba por el color caqui o de hojas caídas a semejanza de las flores de campanela o de crisantemo. En el invierno frío gustaba vestirse las blusas y las faldas del color que le aparentaba dar el calor. Las prendas rojas, amarillas y azules se consideran vestidos de gala. De veras, el color optado a gusto de la mujer coreana deja ver el sentimiento, la afición y el modo de vivir de los coreanos, sencillos y modestos, finos y pulcros.
Las blusas y las faldas coreanas, productos del noble sentimiento nacional y el bello ambiente natural, constituyen el símbolo de la mujer coreana noble, hermosa y laboriosa, pero firme en su fe y credo.