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HAGAMOS BRILLAR LAS IDEAS DEL CAMARADA KIM IL SUNG ACERCA DEL MOVIMIENTO JUVENIL Y SUS MÉRITOS ALCANZADOS AL DIRIGIRLO



    Todos nuestros jóvenes, llenos de convicción en la victoria y de orgullo y honor por ser vanguardias en los esfuerzos por llevar adelante la sagrada causa revolucionaria del Juche, acogen con una alta significación el V aniversario del Día de la Juventud.

    El Día de la Juventud es una fiesta revolucionaria en la que nuestros jóvenes hacen patente su convicción y voluntad de defender y hacer resplandecer las grandes hazañas del querido Líder, camarada Kim Il Sung, en el movimiento juvenil, y llevarlo a una nueva etapa, superior, bajo la dirección del Partido.

    El destino de la revolución y las perspectivas del país y la nación dependen de cómo se forman y preparan las nuevas generaciones, los jóvenes que representan el futuro. Bajo la acertada dirección del gran Líder, camarada Kim Il Sung, los jóvenes coreanos recorrieron un camino de gloriosas luchas y vibrantes victorias en aras de la patria y la revolución, y fueron creando una nueva y resplandeciente historia del movimiento juvenil guiado por la idea Juche.

    Heredar y llevar adelante las gloriosas tradiciones de este movimiento viene a ser el noble deber que nuestros jóvenes asumen ante la época y la revolución. El inquebrantable poderío y el prometedor futuro del movimiento juvenil de Corea radica precisamente en que avanza por el camino del Juche que iluminara el gran camarada Kim Il Sung, y ahí están también el honor, la felicidad y el brillante porvenir de nuestros jóvenes. Todos, en fiel acato a la dirección de nuestro Partido, y cumpliendo con honor su misión y deber como continuadores de la revolución, como vanguardias en la lucha por llevar adelante y culminar la causa revolucionaria del Juche, deberán demostrar su honor y espíritu revolucionario de jóvenes coreanos.



    El gran Líder, camarada Kim Il Sung, fue el iniciador y dirigente del movimiento juvenil de Corea guiado por la idea Juche.

    Gracias al gran Líder, camarada Kim Il Sung, el movimiento juvenil en nuestro país acogió una nueva época y se desarrolló con pujanza por un camino correcto. Desde los primeros días en que emprendiera el camino de la revolución, consideró el problema juvenil como una importante cuestión que decidía la victoria o el fracaso de la revolución y el destino de la nación, y con su destacada idea y dirección lo condujo sabiamente realizando inmarcesibles actos meritorios.

    A la luz de la idea Juche definió, en un nuevo plano, el lugar y papel que los jóvenes desempeñan en la realización de la causa revolucionaria, formuló originales conceptos y teorías sobre el movimiento juvenil, que aplicó brillantemente en nuestro país.

    El movimiento juvenil más revolucionario es el que inició y condujo el camarada Kim Il Sung con la idea Juche, porque bajo la dirección del Partido de la clase obrera lucha por la causa de la independencia de las masas populares y guía a los jóvenes a cumplir con su misión y papel formándolos como combatientes de vanguardia en la revolución y construcción, y como continuadores de la causa revolucionaria.

    Partiendo del principio de la idea Juche, el camarada Kim Il Sung definió a la juventud como un destacamento combativo lozano que forma parte del sujeto de la revolución, como poderosas fuerzas que impulsan el desarrollo de la sociedad. Los jóvenes aspiran a lo nuevo, aman la justicia y la verdad y poseen el espíritu combativo y el brío con que hacen, sin temerle a la muerte, lo que hayan decidido hacer. Por estas excelentes cualidades constituyen el más emprendedor y vigoroso destacamento en la lucha para transformar la sociedad y conquistar la naturaleza, y pueden cumplir el activo papel de vanguardia en el proceso revolucionario y constructivo.

    El camarada Kim Il Sung vio en los jóvenes a los continuadores de la causa revolucionaria, y señaló que tienen la honrosa misión de llevar adelante la revolución, sustituyendo a las generaciones antecedentes. Ellos constituyen la nueva generación que representa el futuro. Precisamente son ellos, y no otros, los artífices que deben garantizar la continuidad de la obra revolucionaria y responsabilizarse del futuro de ésta. Para impulsar de modo dinámico e ininterrumpido esta obra que se completa a lo largo de las generaciones, es preciso que los jóvenes, haciendo suyo el espíritu revolucionario de la generación precedente, defiendan y lleven adelante sus proezas de lucha y alcancen continuamente nuevas victorias.

    Al considerar como punto clave para la solución del problema juvenil formar e instruir a los integrantes de la joven generación por la vía revolucionaria, el camarada Kim Il Sung planteó esta tarea como la principal del movimiento juvenil.

    Los jóvenes pertenecen a la generación que está en proceso de maduración ideológico-espiritual y la juventud constituye una importante etapa en la que se establece la concepción del mundo. El problema de cómo se desarrollan los jóvenes y qué camino toma su movimiento, depende de la orientación y educación que reciban. Pueden formarse como una generación revolucionaria sólo cuando reciben una orientación correcta y una educación adecuada, de lo contrario tomarán el camino de la reacción y de la degeneración y corrupción que obstaculiza el avance de la sociedad. Para ser revolucionario, el movimiento juvenil de nuestra época tiene que recibir la orientación del partido y el líder de la clase obrera, y servir a la causa de las masas populares por la independencia. Al margen de esta orientación y educación revolucionaria, los jóvenes no pueden concientizarse ni organizarse, ni tampoco constituir una poderosa fuerza revolucionaria que lucha por la causa de la independencia de las masas del pueblo, ni desempeñar el papel que le corresponde a una generación revolucionaria. El núcleo en la solución del problema juvenil lo constituye la idea sobre la necesidad de que el partido de la clase obrera tome las riendas del trabajo con los jóvenes y los eduque de manera revolucionaria.

    Las ideas y teorías del gran Líder, camarada Kim Il Sung, acerca del movimiento juvenil sustentado en la idea Juche constituyen la guía rectora que debe mantenerse con firmeza en el desarrollo del movimiento juvenil en la época de la independencia. Estas nuevas ideas y teorías se distinguen de las precedentes que restringieron el papel de los jóvenes y estudiantes al de educadores y guías que ilustraban a las masas y las conducían hacia el movimiento revolucionario, y los consideraban como fuerzas auxiliares de la revolución. Al concebir el camarada Kim Il Sung estas originales ideas y teorías, el movimiento juvenil pudo desarrollarse como un movimiento masivo con la participación de amplios sectores de jóvenes e iniciar una nueva historia revolucionaria como una poderosa parte integrante de la causa revolucionaria para realizar la independencia de las masas populares.

    En todo el curso de dirigir nuestra revolución el gran Líder, camarada Kim Il Sung, planteó como tarea importante la formación revolucionaria de la juventud y la elevación de su papel en los procesos revolucionario y constructivo, e invariablemente aplicó la política de darle importancia.

    El comenzó sus actividades revolucionarias por el trabajo con los jóvenes, y mediante el movimiento juvenil allanó el camino que seguiría la revolución coreana. Hizo que los jóvenes de la nueva generación, no contaminados con las viejas corrientes ideológicas, comprendieran la misión y el deber que asumían ante la patria y la revolución y, aglutinándolos en organizaciones revolucionarias, los condujo por el camino de la lucha revolucionaria por la causa de independencia de las masas populares. Gracias a su enérgica orientación y educación revolucionaria se formó una nueva generación con un gran número de jóvenes comunistas, que, constituyendo el núcleo de las filas de la revolución antijaponesa, cumplieron el papel de vanguardia en la sagrada lucha por la restauración de la patria. Las proezas y experiencias del gran camarada Kim Il Sung, al valorar a los jóvenes y forjarlos como genuinos revolucionarios comunistas en el fragor de la lucha antijaponesa, constituyen valiosos tesoros de nuestra revolución y un inapreciable fundamento para el desarrollo del movimiento juvenil coreano.

    Bajo la sabia dirección del gran Líder, camarada Kim Il Sung, el movimiento juvenil en nuestro país escaló a una nueva etapa después de la liberación. El señaló claramente el camino a seguir por los jóvenes coreanos emancipados y, trazando el lineamiento de constituir la organización juvenil con carácter masivo, aglutinó a los jóvenes de diferentes sectores en una sola organización bajo la bandera de la construcción de la nueva patria, lo que permitió, incluso en circunstancias tan complejas, prevenir la división del movimiento juvenil y movilizar como un solo hombre a amplios sectores de jóvenes para la construcción de la nueva sociedad. El camarada Kim Il Sung presentó como una importante tarea del movimiento juvenil la formación de los jóvenes como constructores socialistas, sanos en lo ideológico y competentes, de acuerdo con la profundización y el desarrollo del proceso revolucionario y constructivo, y orientó de modo sabio que se forjara el temple de los jóvenes mediante la educación ideológica, la vida orgánica y la práctica revolucionaria, y que la Unión de la Juventud cumpliera a plenitud sus deberes y papel como una entidad de formación ideológica.

    La política de dar importancia a los jóvenes que aplicara el gran Líder, camarada Kim Il Sung, se basó en su noble sentimiento de afecto y confianza hacia los jóvenes y en su inconmovible fe en el porvenir de la patria y la revolución.

    El querido camarada Kim Il Sung siempre amó infinitamente a los jóvenes, tuvo plena confianza en ellos y, sin escatimar nada, hizo todo lo posible por ellos. Cada vez que analizaba importantes tareas del Partido y del Estado y trazaba políticas, lo hizo teniendo en cuenta primero la aspiración y los reclamos de los jóvenes, de modo que pudieran realizar sus ideales y aspiraciones e hizo todo lo posible para formarlos como excelentes trabajadores del país, como dueños del futuro. Inmediatamente después de la liberación, aunque la situación del país era difícil y tenía mucho que hacer para edificarlo, primero fundó, para las jóvenes generaciones, la Universidad y la escuela para los hijos de mártires revolucionarios; y durante la cruenta Guerra de Liberación de la Patria, en la que se decidía el destino de la patria, vislumbrando el futuro triunfo, hizo regresar a los centros de enseñanza superior a los estudiantes que combatían en el frente para que continuaran sus estudios. Solo con estos hechos sin precedentes basta para conocer bien cuán alto valoró a los jóvenes. Igualmente, cuando los del revisionismo contemporáneo les hacían crearse ilusiones con el imperialismo y enfermaban ideológica y espiritualmente a las nuevas generaciones, el camarada Kim Il Sung, advirtiendo que formar a esas generaciones sanamente en lo ideológico y moral es la máxima expresión de amor hacia ellas, realizó todos los esfuerzos para intensificar la educación antimperialista y antirrevisionista y la educación revolucionaria para que los jóvenes y niños no se contaminaran con ideas y costumbres perniciosas. La consigna “¡Que amen el futuro!” fue el credo revolucionario del camarada Kim Il Sung, quien con una firme fe en las perspectivas y el futuro de la revolución consagró toda su vida al porvenir, a las jóvenes generaciones, y en ella se reflejan su noble e inconmensurable propósito y sus magníficas cualidades humanas. Gracias a su amor paternal y su solícita atención, nuestros jóvenes se han formado como integrantes de la nueva generación con un firme espíritu revolucionario y nobles rasgos morales, y como genuinos protagonistas del futuro, así como sus excelentes cualidades, de amar la justicia, aspirar a lo nuevo y actuar con brío y entusiasmo, se manifiestan alta y plenamente en la lucha por la causa de independencia de las masas populares.

    Verdaderamente, el querido Líder, camarada Kim Il Sung, fue el gran padre de nuestros jóvenes y niños y el excelso paradigma de revolucionario comunista que por la vía revolucionaria los formó con amor y les dedicó todo lo suyo.

    La historia del movimiento socialista muestra palpablemente cuán clarividente y perspicaz fue la dirección del camarada Kim Il Sung, quien, concediendo importancia a la cuestión de la juventud en el proceso revolucionario y constructivo, dispuso dedicar sus primeros esfuerzos a preparar sólidamente a los jóvenes como continuadores de la revolución. Captando con suma claridad la importancia trascendental de la educación y formación revolucionaria de las tercera y cuarta generaciones de la revolución en la continuación y culminación de la causa del Juche, cuando aún no se había presentado en primer plano la cuestión del relevo de generaciones en la ejecución de la obra socialista dedicó grandes esfuerzos para que aprendieran del elevado espíritu revolucionario de las generaciones precedentes y de su fidelidad a la revolución. Gracias a su perspicaz dirección, nuestro país ha llegado a tener una firme garantía para hacer avanzar con fuerza, generación tras generación, la causa del socialismo. La razón por la que en no pocos países que construían el socialismo esta causa se vio forzada a pasar por pruebas y frustrarse, está relacionada principalmente con el hecho de que, menospreciando la educación y formación revolucionaria de los jóvenes, no se le prestó atención, y en consecuencia no se prepararon sólidas reservas de la revolución destinadas a sustituir a las primera y segunda generaciones, cuando se producía su relevo.

    Bajo la correcta dirección del gran Líder, camarada Kim Il Sung, el movimiento juvenil de Corea avanzó con pujanza por el camino del Juche, y nuestros jóvenes han realizado inmarcesibles proezas ante la patria y la revolución, ante su época y la historia.

    La historia de nuestra revolución está conformada con heroicas luchas y hazañas de los jóvenes por el Partido y la revolución, por la patria y el pueblo. Ellos se ubicaron a la vanguardia para conquistar la victoria en la gran guerra antijaponesa por la liberación de la patria y para salvar el destino del país y la nación que estaba sumida en la miseria, y jóvenes eran también los heroicos soldados que durante la Guerra de Liberación de la Patria salvaguardaron su libertad e independencia sacrificando la vida en aras de la patria. Igualmente desempeñaron el papel de brigada de choque en la edificación del Estado socialista soberano, sostenido y defendido por sus propias fuerzas, sobre las ruinas, donde no había ni un ladrillo entero. Aunque el camino de nuestra revolución sin precedentes por su arduo carácter, estaba plagado de múltiples dificultades y pruebas, nuestros jóvenes siempre defendieron resueltamente al Partido y al Líder, y aceptaron y materializaron antes que nadie el propósito y proyecto del Partido. En la historia de nuestra revolución, ellos nunca constituyeron una carga para el Partido, sino siempre lo apoyaron con fidelidad y se pusieron al frente en la ejecución de sus lineamientos y políticas.

    La bandera roja de nuestro Partido está bañada con la valiosa sangre de nuestros jóvenes que siguiendo al Partido con pasos firmes, consagraron sin vacilación su juventud y vida en el camino de la revolución, y en las grandes victorias alcanzadas por nuestro Partido y pueblo en la lucha revolucionaria y la labor constructiva están impresas las brillantes proezas y los méritos de nuestros jóvenes.

    Hoy, las cualidades de nuestros jóvenes son excelentes. Como fieles hijos e hijas del Partido y del Líder, consideran su máximo honor y deber revolucionario manifestarles lealtad para corresponder a su afecto y confianza. Nuestros jóvenes son la vanguardia de nuestro Partido que, unida monolíticamente en torno a éste, con una misma idea y voluntad, recibe de todo corazón su orientación, y realiza hasta el fin, contra viento y marea, lo que él propone y desea hacer. Nuestros jóvenes, ante cualquier contratiempo y adversidad, confían sólo en nuestro Partido y le siguen, lo protegen con su vida, respiran y actúan según su idea y voluntad. Incluso en medio de la difícil situación que el socialismo enfrenta a escala internacional mientras los imperialistas intensifican como nunca antes las campañas antisocialistas y contra nuestra República, nuestros jóvenes, sin la menor vacilación, avanzan con pasos firmes por el camino del socialismo, siguiendo la dirección del Partido con la bandera roja de la revolución enhiesta. Nuestros jóvenes soldados que a causa de accidentes se vieron separados de las filas y arrastrados sin poderlo evitar a la parte enemiga, volvieron de modo digno al regazo de nuestro Partido, de la patria socialista, luego de demostrar el espíritu invencible de los combatientes del Ejército Popular de Corea, enfrentándose con valentía a los enemigos, sin ceder en lo mínimo ante sus amenazas y chantajes e intrigas de componendas y engaño. Estos hechos demuestran claramente la convicción revolucionaria y el inflexible espíritu combativo que tienen nuestros jóvenes. Ellos poseen un alto espíritu de servir abnegadamente a la patria y al pueblo, a la sociedad y al colectivo; un profundo sentimiento de amor y deber camaraderil y un fuerte sentido de justicia, y valoran mucho la conciencia revolucionaria. Tratan de ir antes que otros a trabajar en las ramas más difíciles de la construcción socialista y son precursores de las bellas virtudes comunistas que se fomentan en alto grado en nuestra sociedad. La infinita fidelidad al Partido y el Líder, el espíritu de servir abnegadamente a la patria y al pueblo, el noble sentido de obligación moral ante los precursores revolucionarios y los camaradas, el fuerte espíritu de organización y disciplina, la laboriosidad y la sencillez, son cualidades peculiares de los jóvenes coreanos, educados y formados por el gran Líder y el gran Partido.

    Nuestros jóvenes se están preparando impecablemente también en el plano técnico-cultural. Beneficiados por el Estado, todos los jóvenes reciben la instrucción obligatoria gratuita de once años, el más ventajoso sistema de educación; poseen un alto nivel de preparación técnica y cultural y hoy, entre ellos surgen prometedores científicos y técnicos constituyendo una importante proporción en las filas de nuestros intelectuales.

    La excelente formación de los jóvenes como un poderoso destacamento combativo de nuestra revolución y como continuadores de la causa socialista, es un gran e inapreciable mérito del querido Líder, camarada Kim Il Sung. Contar con el destacamento de los jóvenes revolucionarios y combativos, educados y formados por el camarada Kim Il Sung, constituye un gran orgullo de nuestro Partido y nuestro pueblo, y por tener a tan magníficos jóvenes nuestro Partido y nuestra patria son poderosos y nuestra revolución siempre será victoriosa.



    Siguiendo la idea del gran Líder, camarada Kim Il Sung, de darles importancia a los jóvenes, nuestro Partido los ama y aprecia altamente y ha presentado como una importante orientación estratégica desarrollar el movimiento juvenil y elevar el papel de los jóvenes para continuar y culminar la causa revolucionaria del Juche.

    “¡Que amen a los jóvenes!” es la nueva consigna que nuestro Partido lanzó en acato al sublime propósito del querido camarada Kim Il Sung, para infundirles fuerza y convicción y formarlos de modo excelente como sujeto de la revolución. Todos nuestros jóvenes, todo el Partido y todo el pueblo, apoyando la idea y voluntad de nuestro Partido reflejadas en esta consigna, deberán materializar estrictamente la orientación del Partido de desarrollar el movimiento juvenil y elevar el papel de la juventud.

    Hoy día, nuestra revolución se encuentra en un período de cambio histórico, y nuestro movimiento juvenil entra en una nueva etapa de desarrollo.

    Conforme a las exigencias de nuestra revolución y el avance del movimiento juvenil, nuestro Partido adoptó la importante medida de cambiarle el nombre a la Unión de la Juventud Trabajadora Socialista de Corea por el de Unión de la Juventud Socialista Kim Il Sung. Que nuestra organización juvenil lleve el honorable nombre del camarada Kim Il Sung es una ilimitada gloria y orgullo de los jóvenes, un hecho de significación histórica en el despliegue del movimiento juvenil de nuestro país. Esta medida de importancia histórica es una fehaciente expresión de la firme voluntad de nuestro Partido y la unánime aspiración de los jóvenes de defender y hacer resplandecer, pese a que se releven las generaciones en la revolución, los inmortales méritos que el gran Líder, camarada Kim Il Sung, alcanzara en la expansión del movimiento juvenil, y continuar y culminar su causa de modo inmejorable, y de generación en generación.

    Nuestra Unión de la Juventud debe ser siempre la unión del gran Líder, camarada Kim Il Sung, y el movimiento juvenil de nuestro país debe desplegarse como un movimiento guiado por la idea Juche, por el camino que indicara el camarada Kim Il Sung. Defender con firmeza y hacer resplandecer las ideas y teorías del camarada Kim Il Sung acerca del movimiento juvenil y los grandes méritos que logró en éste viene a ser el camino que la Unión de la Juventud Socialista Kim Il Sung y todos los jóvenes deben seguir para cumplir con honor su misión y deber y realizar su ideal y aspiración.

    Todos nuestros jóvenes deben prepararse de modo más firme como vanguardias del Partido y continuadores de la revolución que llevan adelante la causa revolucionaria del Juche, y como integrantes de una generación en revolución y en combate aprender más, trabajar y combatir más vigorosamente. Tienen que vivir su juventud de un modo más digno y brillante.

    Es preciso que se conviertan en súbditos e hijos infinitamente fieles al Partido y al Líder.

    La absoluta lealtad al Partido y el Líder es el principal rasgo que deben poseer.

    El gran camarada Kim Il Sung es el eterno Líder de nuestro Partido, nuestro pueblo y nuestra revolución y el Sol de la humanidad, respetado por todo el mundo. Su causa revolucionaria del Juche es sagrada, iniciada y conducida victoriosamente por él, y la más justa que allana un nuevo camino para la obra de la independencia de las masas populares. Su ideología revolucionaria es la eterna rectora de nuestro Partido y nuestra revolución y la bandera revolucionaria de nuestra época, y sus hazañas revolucionarias constituyen la inmovible piedra angular de nuestra revolución y un bien común de la humanidad.

    Venerar eternamente al camarada Kim Il Sung como gran Líder y heredar con lealtad su causa, viene a ser el principal deber revolucionario de nuestros jóvenes y su obligación moral superior y el más alto honor y orgullo.

    Todos nuestros jóvenes se formarán como revolucionarios comunistas, armados con la idea Juche, ideología revolucionaria del camarada Kim Il Sung, y con una firme concepción revolucionaria del mundo establecida. Todos, tanto los de hoy como los del porvenir enaltecerán, generación tras generación, al querido camarada Kim Il Sung como el gran Líder y gran padre; apoyarán y defenderán sus ideas y hazañas y con la inmutable fidelidad como sus súbditos e hijos harán resplandecer infinitamente su causa.

    Defender a nuestro Partido y aceptar fielmente su dirección constituye la garantía fundamental para heredar y culminar de modo brillante la causa del camarada Kim Il Sung, la causa revolucionaria del Juche.

    La dirección de nuestro Partido es la vida de nuestro movimiento juvenil y los jóvenes. Solo siguiéndola, el movimiento juvenil puede avanzar de modo invariable por el camino señalado por la idea Juche y cumplir plenamente con su misión y papel, y es posible allanar brillantemente el destino y futuro de los jóvenes.

    Con la invariable decisión de no reconocer más que a nuestro Partido, todos nuestros jóvenes deben confiar sólo en él y seguirlo, confiarle su destino y porvenir, ir sólo por la ruta que éste señala y unírsele monolíticamente. Deben ser el combativo destacamento de vanguardia de nuestro Partido, que lo defienda en la primera línea, y unido de modo monolítico en torno a él, materialice hasta el fin sus ideas y orientaciones.

    Los jóvenes tienen que ser resueltos sostenedores, competentes constructores y defensores de confianza del socialismo, quienes salvaguarden y hagan resplandecer el socialismo del Juche.

    La causa revolucionaria de nuestro Partido y de nuestro pueblo es la socialista, y el socialismo basado en el Juche es una gran conquista de nuestra revolución. Nuestro socialismo, establecido por el gran Líder, camarada Kim Il Sung, se centra en las masas populares, materializa la idea Juche y aboga por la independencia nacional. El socialismo fundamentado en el Juche es más ventajoso, con un poderío inquebrantable, bajo el cual las masas populares son dueñas de todo y todo se pone a su servicio y se protege y asegura de modo consecuente la independencia del país y la nación.

    El destino del socialismo implica el del país y del pueblo, así como el de los jóvenes. Nuestros jóvenes son dignos integrantes de la nueva generación, que nacidos en el seno de la patria socialista, han crecido disfrutando de una genuina felicidad y vida fecunda. Nuestra patria socialista constituye la cuna de su felicidad, y solo en el camino socialista su esperanza y porvenir pueden florecer. Si el socialismo se degenera y sopla el viento de la liberalización burguesa, las jóvenes generaciones son las primeras en enfermarse en lo ideológico y espiritual tomando el camino de la corrupción. Si se derrumba el socialismo y se restaura el capitalismo, ellas serán las más perjudicadas y se verán empujadas a la más terrible situación. Lo demuestran palpablemente la historia y realidad de los países donde se degeneró y desmoronó el socialismo y se ha restablecido el capitalismo.

    El socialismo es el ideal de lucha de las masas populares que aspiran a la independencia, y el futuro de la humanidad. En nuestro país, bajo la dirección del gran Líder y del gran Partido, el socialismo ha recorrido un camino de victorias y gloria, y aun en la difícil situación de hoy avanza imperturbable, mostrando plenamente su poderío. Nuestros jóvenes deben sentir un gran orgullo y dignidad por el socialismo de nuestro país, basado en la idea Juche, y poseer una segura convicción de su superioridad e invencibilidad. En la sociedad capitalista, donde el dinero lo es todo, los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres más pobres. Esta sociedad va corrompiéndose y enfermándose cada día más. Los jóvenes deben tener clara conciencia de lo antipopular y corrupta que es la sociedad capitalista, y rechazar categóricamente todas las falsas ilusiones que se hacen del capitalismo. Todos, con firme fe en el socialismo guiado por la idea Juche, tienen que cumplir con su responsabilidad y papel como sus sostenedores, constructores y defensores.

    Defender con firmeza el socialismo constituye una honrosa tarea de la juventud de nuestro país. En la actualidad, el socialismo atraviesa por pruebas a causa de la aviesa ofensiva antisocialista de los imperialistas y las viles intrigas de los renegados, y su imagen está gravemente desfigurada. La lucha por defenderlo es un serio enfrentamiento político-ideológico contra el imperialismo y todos los demás enemigos. El socialismo nació y se desarrolló en medio de una enconada lucha contra sus enemigos. En nuestro país surgió, se consolidó y avanza como una invencible fuerza en medio de múltiples dificultades y severas pruebas durante las enconadas luchas contra el imperialismo, el revisionismo, el oportunismo y demás fuerzas reaccionarias. El socialismo guiado por la idea Juche, y cuya superioridad y vitalidad ha sido comprobada en la práctica revolucionaria, sigue arraigándose profundamente en el corazón de nuestro pueblo. Los jóvenes deben apreciar y amar infinitamente al socialismo, la vida y la razón de ser de nuestro pueblo, y deben hacer fracasar totalmente las maniobras de los imperialistas y demás reaccionarios que tratan de descomponerlo y destruirlo. Tienen que fortalecer la vigilancia ante la penetración de cualquier tipo de corriente ideológica antisocialista y costumbre burguesa y rechazarlas resueltamente, así como defender con firmeza el ideal y el régimen socialistas de las difamaciones, calumnias, maniobras de desintegración y desestabilización de los enemigos del socialismo. Además, en todas las esferas del trabajo y la vida deben oponerse y rechazar las prácticas ajenas al socialismo, mantener los principios y el orden socialistas y establecer con mayor firmeza un estilo de trabajo y vida, sano y revolucionario.

    La lucha por la construcción socialista deviene el quehacer más digno de los jóvenes. Deben dedicarle sin reservas su fuerza y talento para hacer más poderoso y rico a nuestro país, a nuestra patria, y hacer brillar más el socialismo basado en el Juche. El brusco cambio de la situación y las maniobras de los imperialistas contra el socialismo y nuestra República crean hoy enormes dificultades para la construcción socialista en nuestro país. Nuestro Partido exhorta a todo el pueblo a que, unido aún más firmemente en torno a él, registre un nuevo avance en la edificación del socialismo venciendo todas las dificultades y contratiempos con el espíritu de la Marcha Penosa, y a los jóvenes a situarse a la vanguardia en estos esfuerzos. Recientemente, los miembros del Ejército Popular, que participaron en la construcción de la Central Hidroeléctrica Kumgangsan, incluso en condiciones muy difíciles, lucharon heroicamente haciendo gala de su espíritu revolucionario, y bajo la consigna de “¡Si el Partido decide, lo cumplimos!”, realizaron la hazaña de ejecutar con éxito esa gigantesca obra de geotransformación. Los miembros del Ejército Popular han demostrado el espíritu de militar revolucionario de aceptar y aplicar de modo absoluto e incondicional, con el cual cumplen de modo infalible y bajo cualesquier condiciones las tareas combativas encomendadas por el Partido, el espíritu de apoyarse en sus propias fuerzas y luchar con tenacidad, que les permite realizar por sí solos las tareas, por muy difíciles que sean, y el de sacrificarse y luchar heroicamente, que los anima a entregar sin vacilación hasta su propia vida en aras del Partido y la revolución, la patria y el pueblo. Aprendiendo de este espíritu del Ejército Popular, nuestros jóvenes deben convertirse en artífices de prodigios y proezas y en héroes de la construcción socialista. Independientemente de las ramas y lugares de la construcción socialista donde trabajen, siempre cumplirán de modo responsable y ejemplar las tareas encomendadas y se ganarán el alto honor de ser la brigada de choque en la lucha por materializar la estrategia económica revolucionaria del Partido.

    Salvaguardar la patria socialista es el más sagrado deber y máximo honor de nuestros jóvenes. Ellos constituyen las principales fuerzas en el Ejército Popular, y hoy, en los puestos de la defensa de la patria se encuentran nuestros jóvenes soldados, dignos de confianza, infinitamente fieles al Partido y a la revolución, a la patria y al pueblo. Nuestro Partido y nuestro pueblo están plenamente tranquilos, depositando su total confianza en la alta fidelidad y el invencible poderío del Ejército Popular, y esto es lo que más temen los enemigos. Todos nuestros jóvenes, considerando como su máximo honor estar en la primera línea de defensa de la patria con las armas en la mano, se harán dignos defensores que con las armas apoyan a nuestro Partido y protegen la seguridad de la patria y del pueblo. Aprendiendo de las proezas de los héroes de la Guerra de Liberación de la Patria, quienes sacrificando sin vacilación su juventud y vida, derrotaron a los agresores y salvaguardaron la patria, defenderán como una muralla de acero la línea de defensa de la patria socialista y no permitirán que ningún invasor perturbe la seguridad de nuestra patria y del pueblo.

    Los jóvenes deberán ser vanguardias en la lucha por la reunificación de la patria.

    Reunificar la patria es el supremo anhelo de la nación, y los miembros de la nueva generación son los protagonistas que se harán cargo de la patria reunificada. Estos tienen que alzarse con vigor en la lucha nacional para impulsar la reintegración independiente y pacífica de la patria, y todos, tanto los del Norte como los del Sur y de ultramar, deben unirse compactamente en este batallar. Sosteniendo en alto el Programa de Diez Puntos de la Gran Unidad Pannacional, presentado por el gran Líder, camarada Kim Il Sung, los nuestros reforzarán su solidaridad con los jóvenes compatriotas del Sur y de ultramar, apoyarán de modo activo su justa lucha por la reunificación de la patria.

    Los jóvenes deben ser verdaderos hombres, provistos de nobles y hermosos rasgos morales.

    Se pueden poseer las cualidades de un verdadero hombre sólo cuando se tienen esos rasgos, además de ser constante en lo político e ideológico. La moral viene a ser un factor importante que determina el valor y la personalidad del hombre, y ejerce notable influencia en el logro de la armonía y la unidad de la sociedad y el fortalecimiento de la unidad y cohesión de las filas revolucionarias.

    Nuestros jóvenes deben cultivar su lealtad al Partido y el Líder como un inconmovible credo revolucionario, como su limpia conciencia y noble deber moral, y unirse estrechamente en torno al Partido no sólo en lo ideológico y volitivo, sino también en lo moral. En la sociedad socialista, basada en el colectivismo, su interés y exigencia comunes constituyen normas de todas las actividades, y el sacrificio en bien de la sociedad y el colectivo resulta el más valioso modo de vida y la más hermosa moral. Los jóvenes tienen que saber supeditar su interés personal al de la sociedad y el colectivo, y mostrar en alto grado su honestidad y abnegación en el trabajo y la actividad comunes para una y otro. Han de apreciar la organización, querer a los compañeros y establecer en la colectividad social y en el seno de la organización relaciones genuinamente camaraderiles de ayudarse, guiarse y unirse firmemente.

    En la vida cotidiana es importante observar bien la moral pública y las normas de cortesía. A los jóvenes les es preciso cumplir ejemplarmente el modo de vida socialista y las reglas de vida colectivista y ser honestos e intachables en lo económico y moral, cultos y comedidos al hablar y actuar, gentiles al comportarse y bien cuidadosos en el vestir. Deben ser corteses en todos los aspectos, desde tratar con respeto a los precursores revolucionarios y a los mayores, hasta amar a los niños.

    Cuando nuestros jóvenes hagan suyos los nobles rasgos espirituales y morales y los plasmen magníficamente en el trabajo y la vida, llegarán a demostrar con mayor fuerza sus relevantes rasgos como la juventud de la Corea socialista, imprimir un mayor entusiasmo a toda la sociedad y acrecentar más el poderío del socialismo de nuestro país.

    Los jóvenes tienen que convertirse en hombres competentes que dominen las ciencias y técnicas modernas.

    Hoy día, estas avanzan a un ritmo muy acelerado, y su papel en el desarrollo de la sociedad crece más y más. Solo promoviéndolas con rapidez conforme a las exigencias de la época actual, es posible consolidar el poderío de nuestra economía nacional independiente, acelerar más la construcción del socialismo y hacer mayor gala de la superioridad de éste en todas sus esferas.

    Nuestro Partido está decidido a elevar las ciencias y técnicas al nivel mundial en un futuro cercano y deposita su gran expectativa en los jóvenes. Muy conscientes del importante deber asumido ante la patria y el pueblo y de esa gran expectativa del Partido, ellos deberán esforzarse con afán para conquistar la fortaleza de las ciencias y técnicas modernas. Todos tendrán que dominarlas y crear nuevas técnicas. Tanto en el estudio como en el trabajo investigativo, un imperativo es que estos se realicen con intensidad en la época de la juventud cuando mayor es su sensibilidad y rebosa su vigor. Hay que establecer entre ellos un ambiente revolucionario de estudio e investigación, de modo que todos aprendan con entusiasmo y no cesen de pensar y buscar. A los científicos y técnicos jóvenes les incumbe desarrollar las ciencias y técnicas y alcanzar sin cesar nuevos logros de acuerdo con las condiciones reales de nuestro país, manteniéndose firmemente en la posición del Juche.

    Con miras a formar a los jóvenes como vanguardias al servicio de nuestro Partido y como fidedignos continuadores de la revolución, es menester reforzar la Unión de la Juventud y elevar más su función y papel.

    De conformidad con la exigencia real del movimiento juvenil de nuestro país, cuyo desarrollo ha escalado una fase nueva, superior, la juventud tiene que consolidar más sus organizaciones como combativas, fieles infinitamente al Partido y con mayor capacidad de unir y organizar y hacer de todas ellas unidades vivas que sepan desarrollar con entusiasmo la labor con los adolescentes acorde con la ideología y orientaciones del Partido.

    Conforme a su misión intrínseca como entidad de educación política e ideológica, han de concentrar sus fuerzas en fortalecer la vida orgánica e ideológica de sus miembros. Si sus organizaciones, aferrándose a cosas tales como las campañas para algunos actos o la movilización hacia algunas labores sociales extras, descuidan el cumplimiento de su propia misión, es posible que fracasen en la educación política e ideológica de los jóvenes y en su propio fogueo como unidades de una firmeza de acero. Las organizaciones de la Unión de la Juventud siempre deben fortalecer su carácter fundamental como una organización de educación política e ideológica y encauzar sus fuerzas principales para intensificar esta educación y la vida orgánica entre los jóvenes. Atendiendo a los requerimientos y las peculiaridades psicológicas de los jóvenes, deben realizar esa labor con vivez mediante diversas formas y métodos, y organizar de modo eficiente la labor de informar y divulgar ampliamente y generalizar las hermosas acciones comunistas que se verifican entre ellos. La vida orgánica revolucionaria es su más valiosa actividad política e ideológica, y a través de ella nuestros jóvenes reciben una educación revolucionaria y hacen resplandecer su vida política. Las organizaciones de la Unión de la Juventud deben organizar con acierto la vida orgánica de sus miembros y guiarlos a que participen en ella a conciencia y con honestidad, con el alto honor y orgullo de integrar la Unión de la Juventud Socialista Kim Il Sung.

    Realizar de manera independiente y con iniciativas la labor con los jóvenes es un requisito importante de la actividad de sus organizaciones. Nuestro Partido presta siempre una gran atención a viabilizar su independencia y le crea todas las condiciones necesarias para ello. Las organizaciones de la Unión de la Juventud, incrementando más su independencia en sus actividades, deben proyectar con iniciativa creadora y desplegar dinámicamente su labor con los jóvenes e impulsar todas las tareas con iniciativas y de modo activo.

    El movimiento juvenil de nuestro país está estrechamente relacionado con el progresista mundial, y la Unión de la Juventud debe esforzarse por fortalecer su solidaridad internacional. Le compete, conforme a los ideales de la independencia, la paz y la amistad, promover la solidaridad y la cooperación con los jóvenes progresistas del mundo que aspiran a la independencia; apoyar activamente la justa lucha de los jóvenes de todos los países por la soberanía e independencia, la paz y el socialismo.

    Hay que elevar más el papel de las instituciones docentes en el trabajo de formación de los jóvenes.

    Estas instituciones son bases sintéticas de instrucción y educación de los niños y jóvenes. Hoy en nuestro país todos los integrantes de las nuevas generaciones estudian en el sistema de enseñanza obligatoria general de 11 años, y muchos de los jóvenes son instruidos en escuelas especializadas e institutos universitarios. Si esas instituciones realizan con éxito la instrucción y educación de los niños y jóvenes, es posible prepararlos como valores revolucionarios dotados de una concepción revolucionaria del mundo y de conocimientos científicos y técnicos.

    Tomando como firme guía las ideas y la política educacionales jucheanas de nuestro Partido y conforme a la misión de la enseñanza socialista y a los requisitos de la Tesis sobre la educación, las instituciones docentes deben mejorar e intensificar continuamente la labor formadora y educativa para así preparar a los niños y jóvenes como fervorosos revolucionarios y profesionales competentes.

    Es de suma importancia instruir y educar bien a los estudiantes en las instituciones docentes de nivel superior. Para el hombre, los estudios universitarios son una etapa muy importante en la que cristaliza su concepción revolucionaria del mundo y se cimientan los fundamentos de sus conocimientos científicos y técnicos modernos, y mediante esa enseñanza se preparan cuadros nacionales.

    Los institutos universitarios tienen que formar a nuestros estudiantes como fidedignos pilares que sostengan al Partido y hagan resplandecer la patria socialista con sus conocimientos científicos y técnicos. Deben dedicar una gran fuerza a educarlos de manera revolucionaria, para que sean fervorosos revolucionarios, que en cualquier situación adversa compartan el mismo destino con el Partido y sirvan fielmente a este y a la revolución, a la patria y al pueblo. Al mismo tiempo, elevando el nivel científico y teórico de la docencia y estableciendo un ambiente revolucionario de estudio, los formarán a todos como magníficos científicos y técnicos que dominen con profundidad y amplitud los conocimientos científicos y técnicos de sus especialidades.

    Ya que las organizaciones juveniles y las instituciones docentes asumen por igual el deber de instruir y educar a los miembros de las jóvenes generaciones como revolucionarios fieles al Partido y continuadores de la causa revolucionaria del Juche, tanto las primeras como las segundas a todos los niveles tienen que realizar con tino la instrucción y educación de los niños y jóvenes, con pasos acordes y esfuerzos mancomunados.

    Es preciso que todo el Partido, todo el país y toda la sociedad dirija su atención a la tarea de formar a los jóvenes.

    La educación y formación de estos es una tarea dirigida a preparar a las generaciones futuras de la revolución, y forjar el futuro de la patria, lo cual es el más importante deber confiado a la generación actual. En otras actividades, si hay algo que nuestra generación no llega a cumplir, la posterior puede llenar esa laguna, pero si fracasa la educación de esta nadie puede hacerlo y tendrá un gran e irreparable resultado. Cuando decimos que vivan hoy no para hoy mismo, sino para el mañana, esto también significa que amen el futuro y luchen por las generaciones venideras. Todas las organizaciones del Partido y los organismos estatales y todos los funcionarios, con un correcto punto de vista sobre el asunto de los niños y jóvenes, deben prestar una profunda atención y realizar grandes esfuerzos por formarlos bien. Se debe procurar que la joven generación de nuestro país crezca como fidedignos continuadores de la revolución bajo la atención, orientación y protección de todo el Partido, todo el país y toda la sociedad.

    Las organizaciones del Partido deben fortalecer más su dirección sobre la labor con los niños y jóvenes, y todas ellas y todos sus trabajadores desplegarán con responsabilidad, de modo incansable y eficiente su formación revolucionaria. Los organismos estatales y las entidades sociales tienen que asegurar activamente un ambiente social y las condiciones materiales y culturales para poder formar con acierto a los miembros de la nueva generación en lo político e ideológico, en lo científico y técnico y en lo físico. También la familia debe mostrar un profundo interés en la formación y educación de sus hijos. De este modo, bajo la dirección de las organizaciones del Partido, los organismos estatales, las entidades sociales, las escuelas y la familia cumplirán con su responsabilidad y colaborarán en la instrucción y educación de los niños y jóvenes.

    En esta labor es muy importante crear un ambiente y hábito revolucionarios en la sociedad. El hombre recibe, lógicamente, la influencia del medio social, y esta es especialmente grande en el caso de la joven generación. Al establecer cabalmente el principio y el orden de la clase obrera y socialistas en todas las esferas de la vida estatal y social, y al hacer prevalecer en toda la sociedad un estilo de vida sano y revolucionario, debemos lograr que ellos crezcan recibiendo siempre una influencia positiva, revolucionaria. Junto con esto, hemos de tomar medidas consecuentes para protegerlos de la penetración de toda clase de ideas y culturas malsanas, corruptas y reaccionarias.

    Los jóvenes de nuestro país son una generación gloriosa que bajo la dirección del gran Partido construye su más excelente porvenir y escribe la nueva historia del movimiento juvenil de la época de la independencia.

    Es luminoso el futuro de nuestros jóvenes que, siguiendo a nuestro Partido, hacen resplandecer las ideas del camarada Kim Il Sung en cuanto al movimiento juvenil y sus méritos en la dirección de este. El movimiento juvenil de Corea siempre triunfará.