A la segunda mitad de abril de 1936 el Comandante en Jefe
Poco
El Comandante en Jefe les explicó con ternura lo arduo de la marcha.
Los comandantes de la guerrilla expresaron que los niños serían cargas en la marcha e insistieron en que los dejaran en el campamento. A tales opiniones los pequeños replicaron a porfía que ellos mismos también podían combatir contra los enemigos japoneses.
El General
Prosiguió que con todo y eso iba a optar por el camino más difícil, no solo para atenderlos de cerca sino porque aquellos infantes eran revolucionarios futuros que sufrirían dificulta
Por la decisión del General de forjar a los niños en la lucha revolucionaria, plantel máximo para revolucionarios, los miembros del Cuerpo infantil acompañaron a la guerrilla en la marcha.