En noviembre de 2016, cuando el Máximo Dirigente Kim Jong Un visitó a una empresa pesquera, dirigió el vistazo a los trabajadores y sus familias que pataleaban y daban aclamaciones entusiastas de “¡viva!” quienes seleccionaban los pescados en los desembarcaderos de la empresa. El Máximo Dirigente respondió al saludo de los trabajadores levantando su mano y les saludó repetidamente doblándose.
Nunca se puede encontrar en el mundo tal espectáculo de que, un dirigente supremo del país saluda varias veces doblegándose a las familias de los pesqueros corrientes y evalúa altamente sus méritos con el amor y el afecto, dedicándose todo su esfuerzo y energía para suministrarles los pescados a los habitantes sin interrupción y enriquecer más la vida alimentaria de la población.
En efecto, el que merece el agradecimiento del pueblo es el Máximo Dirigente quien ofreció el paisaje espectacular de pesca abundante a pesar de las condiciones desfavorables. Pero, él saludó doblegándose antes de recibir el del pueblo, del cual estaba muy satisfecho de su trabajo duro. El Máximo Dirigente es realmente la máxima personificación de modestia.