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El principio directivo para materializar la independencia en la esfera de la salvaguardia nacional

El principio directivo para materializar la independencia en la esfera de la salvaguardia nacional es el principio de autodefensa en ella.
El gran Dirigente Kim Jong Il dijo:
“Asegurar la autodefensa en la salvaguardia nacional es un principio fundamental de la construcción del Estado soberano e independiente.”
Aplicar el principio de autodefensa en la salvaguardia nacional significa defender el país con sus propias fuerzas.
La esencia revolucionaria del principio de autodefensa en la salvaguardia nacional es obtener la fuerza de salvaguardia nacional de los pueblos de cada país por su propia cuenta y resolver todos los problemas que se presentan en la construcción de defensa nacional y las actividades militares conforme al interés de su pueblo y a la situación de su país.
Para construir el Estado soberano e independiente es preciso aplicar la autodefensa en la salvaguardia nacional.
Dada la existencia del imperialismo, aquel país que no cuente con fuerzas armadas de plena capacidad defensiva, susceptibles de protegerlo de los enemigos internos y externos, no puede considerarse, de hecho, completamente soberano e independiente.
El imperialismo constituye la fuerza principal de la agresión y la guerra, y la coacción y la arbitrariedad con fuerza a otros países y naciones es la fisiología de los imperialistas.
La vía más justa para defender la independencia nacional y la paz y lograr la victoria de la causa revolucionaria consiste en replicar a la guerra agresiva imperialista con la guerra revolucionaria, oponer a la violencia contrarrevolucionaria de la reacción la violencia revolucionaria y estar siempre listos para hacer frente a las maniobras de agresión y guerra de los imperialistas. Por todo esto, es preciso materializar el principio de autodefensa en la salvaguardia nacional.
La autodefensa en la salvaguardia nacional es la garantía militar de la independencia política y la autosuficiencia económica del país. Solo cuando se materializa dicho principio es posible rechazar la agresión e intervención imperialistas y defender la independencia política, la autosuficiencia económica del país, las conquistas de la revolución y la seguridad del pueblo.
Por supuesto, también en este aspecto se puede recibir ayuda de los países fraternales y de los amigos. Con todo, no es posible encargar a otros la defensa del país. Lo principal es, en cualquier caso, que se tenga la propia fuerza y, además, así resultará eficiente la ayuda exterior. Por esta razón, para resguardar el país hay que apoyarse, ante todo, en la fuerza del propio pueblo y en la propia capacidad defensiva. La defensa nacional también es una obra para y del mismo pueblo. Si este, bajo la dirección de un partido revolucionario, se une estrechamente como un solo hombre y se alza en la lucha de liberación nacional y la defensa de la Patria, será capaz de rechazar con éxito cualquier agresor imperialista y salvaguardar la independencia del país y los logros revolucionarios.