Un día de noviembre de 2024 se suministraron abrigos enguatados a niños y escolares oriundos de zonas damnificadas por la crecida de las provincias de Phyong-an del Norte, Jagang y Ryanggang que permanecían en la capital Pyongyang gracias a la solicitud del Partido del Trabajo de Corea.
Ya desde hacía un mes los investigadores del sector correspondiente y maestros midieron por veces repetidas los cuerpos de niños, pero a unos primarios no les quedaban bien los abrigos pues crecieron de forma irreconocible durante ese lapso del tiempo.
Fue un “caso extraordinario” porque el mandatario Kim Jong Un esperaba la noticia de que todos aquellos niños, sin excepción, recibieran ropas enguatadas que les sentían bien.
De inmediato se realizó un trabajo para elaborarlas de nuevo para aquellos contados alumnos, que culminó ese mismo día.
