En la RPD de Corea las personas encuentran placer y alegría en el sacrificio para la sociedad y la colectividad.

Muchachas ordinarias contraen matrimonio con ex-militares gravemente heridos para compartir toda la vida en el camino por el precioso régimen socialista, beneméritos patrióticos trabajan con abnegación en el mismo oficio por decenas de años, mucha gente cuida con amor fraternal a los huérfanos…

La dedicación a la sociedad, la colectividad y el futuro luminoso de la patria constituye una cualidad singular de los coreanos.

Un extranjero que visitó a la RPDC escribió en el libro de visitas:

Son cosas fuera de la imaginación. Es muy extraño que exista en el mundo un pueblo que dedica su sangre, su juventud y hasta su vida para otros. En este país no existe la palabra “cosa ajena”. Los hechos inimaginables en la sociedad en que yo vivo son cosas ordinarias en este país. La RPDC es precisamente el modelo de la verdadera ética y moralidad.

¡No existe cosa ajena!

Esta es la realidad de la RPD de Corea.