Premio de superioridad científico- técnica al violín fabricado por un sordo

En la Ⅹ Exposición de Instrumentos Musicales de Pyongyang celebrada en la Casa de Cultura Internacional de Pyongyang hace unos años fue otorgado el premio de superioridad científico-técnica al violín hecho por Kim Sung Il, obrero de la Asociación Artística de Minusválidos de Corea.

Es un hecho muy sorprendente que Kim Sung Il, minusválido de audición, fabricó el violín, uno de los instrumentos de cuerda más delicados.

Kim Sung Il perdió la capacidad auditiva a pocos meses de nacido.

Pero se graduó de la escuela primaria y secundaria en el regazo de la patria socialista y se hizo miembro del grupo artístico de la Asociación Artística de Minusválidos de Corea. Se presentó como danzante en varias escenas y se ingresó a la Escuela de Obreros Calificados de Minusválidos de Corea para aprender técnicas.

Era muy diestro en trabajos manuales y guardaba la decisión de hacer su propia creación para responder al amor de la patria socialista. Cierta vez supo que la asociación iba a fabricar el violín.

Quiso participar en la fabricación, pero la falta de audición no le permitía proponerlo. Al leer su mentalidad, los funcionarios lo incluyeron a la manufacturación y le ayudaron mucho.

Varias personas le enseñaron con afán el método de ejecución de violín para que él tuviera sensación de sonido por vibración de cuerdas.

Gracias a la ayuda desinteresada de la colectividad Kim Sung Il pudo captar y distinguir todos los sonidos a través de la vibración y a base de esto, fabricó un violín excelente.

El primer violín que él fabricó recibió el premio de tecnología en la Ⅸ Exposición de Instrumentos Musicales de Pyongyang. Después de dos años, a su segundo producto fue otorgado el premio de superioridad científico-técnica.

Generalmente, los sordos conversan por letras con las personas. Las palabras de mayor frecuencia en su libreta son ¡Gracias!

Kim Sung Il suele cantar, con la melodía agradable del violín, la patria socialista donde sí hay minusválidos, pero ni un desgraciado.