Hay palabras que se puede escuchar de cualquier innovadora de la Fábrica de Condimentos de Pyongyang.
Es su orgullo por la casa-cuna de la fábrica.
El hecho de que ella se ha formado como innovadora, a pesar de que hace poco que ha entrado en la fábrica y además tiene un hijo de poca edad, se debe a la casa-cuna de la fábrica que es igual que la casa de padres. Trabaja sin preocupación por su hijo gracias a la casa-cuna de la fábrica. Los funcionarios de la fábrica envían primero a la casa-cuna primeras frutas cosechadas de los árboles frutales plantados en el recinto. Se incrementa el afecto a la fábrica escuchando del hijo sobre esto. Su hijo ha crecido más y ha aumentado en peso
Todos estos cuentos muestran la llave de la fuerza que las empujó a la innovación.
“Cuando vamos al trabajo por la mañana, las niñeras nos reciben con la sonrisa y cuidan a los niños tan cariñosamente como si fueran sus propios hijos. Nuestra casa-cuna es magnífica.”
Son palabras mo