Que respetar y observar estrictamente los órdenes y las reglas morales es el absoluto ámbito de la vida de la heroína antijaponesa camarada Kim Jong Suk.
En un día de primavera de 1946 camarada Kim Jong Suk fue al salón de belleza con una funcionaria.
Había mucha gente ese día.
Costaría mucho tiempo para su turno.
La funcionaria que le acompañaba, pensando que no podía demorar el tiempo camarada
Kim Jong Suk quien siempre estaba ocupada, se levantó a pedir disculpas a la peluquera.
Al darse cuenta de su intención, camarada Kim Jong Suk le paró y se sentó a la silla de madera larga sin pena diciendo que si los otros esperan, también debemos esperar, y que no podíamos infringir las normas definidas.
En aquel momento las mujeres que estaban esperando su turno, quedaron admiradas de una vez por su noble rasgo aunque ponía vestido modesto y le concedieron sus turnos diciendo que estaría ocupada.
Sin embargo, ella les dio una sonrisa rehusando decididamente que no estaba ocupada y esperaría su turno.
Como resultado, ella esperó su turno durante largo tiempo.
La funcionaria se quedó admirada al rasgo modesto de camarada Kim Jon Suk quien observaba voluntariamente los órdenes públicos considerando a sí misma como un miembro normal de la gente.