Un día otoñal de 2015 en la zona septentrional de la ciudad de Rason damnificada por el tifón ocurrió un hecho que conmovió a los habitantes locales.
Desde el primer día de la rehabilitación el estimado compañero Kim Jong Un enfatizó que el Ejército Popular nunca pidiera nada a los habitantes, que en una palabra debe solo respirar el aire y tomar el agua de la zona y que si no procediera así no es el ejército del pueblo. Bien presentes de las enseñanzas del mandatario los soldados del ejército no recibieron los materiales de ayuda de los habitantes instalando hasta la “barrera especial”. Si ellos los dejan a escondidas en los cuarteles o los contornos del lugar de construcción los soldados los devolvieron inmediatamente. Al no poder realizar su deseo de entregar a los soldados los materiales de ayuda los habitantes se quedaron en parte emocionados y en la otra impacientes y tristes.
Para colmo, los soldados abandonaron en la temprana madrugada la zona luego de terminar el resarcimiento sin avisar a los habitantes. Entonces los habitantes derramaron las lágrimas de emoción a la vera del camino por lo que se marcharon los soldados.