Póngase letras de registro Son letras prohibidas

    El mundo se bullía de la excitación al publicarse el plan de visita a China de Nixon, el Presidente de EE.UU en 15 de julio de 1971.

    Era merecido porque el jefe de EE.UU que definió a “China Comunista” como el enemigo jurado y que levantaba el alboroto anti China sin cesar junto con Zang Jie Shi, cadáver viviente de Taiwán.

     Las prensas burguesas alababan a Nixon como el “apóstol de la paz” y hacían campañas de propaganda de que su visita a China constituía el cambio de la política de “guerra fría” a la “paz”, de la “confrontación” a la “colaboración”.

    A continuación el mundo se cayó al crisol del cao político.

    Existían algunas personas que decían como “la llegada del periodo de deshielo”, “alteración de la época” y algunas que condenaban despiadadamente que era connivencia de China y EE.UU para el “antisoviético” o algunas se desanimaban.

    En este momento el Gran Líder camarada Kim Il Sung dio enseñanzas que por muy desfavorable sea la condición, el revolucionario debían saber cambiarla a la favorable para la revolución.

    Después de cuantos días, en 6 de agosto, tuvo lugar la conferencia de las masas que daba la bienvenida a un jefe de un Estado extranjero que visitaba a Corea.

    El Presidente Kim Il Sung hizo un discurso que dio clara resolución de la esencia de la visita a China de Nixon.

    Dijo que su visita significaba la derrota final de la política enemiga contra China de EE.UU que vinieron persiguiendo blancos durante más de 20 años por detener el proceso de la gran transformación revolucionaria de China que ocupa la cuarta parte de la población del mundo con la “fuerza” y que bajaron la cabeza finalmente ante la fuerza revolucionaria antimperialista.

    Y dijo que los imperialistas yanquis, al igual que enarbolaron la bandera blanca en Panmunjom, Nixon vino a China con la bandera blanca.

    Así que su visita no era la visita de un vencedor sino era una andanza de un derrotado, era la reflexión de su destino igual al del sol poniente, al mismo tiempo era gran victoria del pueblo chino y también la victoria del pueblo revolucionario del mundo.

    Era el impacto directo que lanzó el Presidente Kim Il Sung que con la extraordinaria perspicacia, reveló la artimaña astuta del jefe yanqui Nixon que intentaba librarse de la situación mundial del aislamiento y rechazo en todas partes.

    El “triunfo” de los imperialistas yanquis fue desbaratado por completo en un instante.