El 7 de julio de 1995 el gran Dirigente Kim Jong Il recorrió en tranvía la zona de Kumsusan, ocasión en que la muchedumbre que plantaban césped a lo largo de la carretera le dieron una aclamación efusiva hacia el vehículo el tranvía.

Unos días después el Dirigente recordó el suceso de aquel día y dijo a funcionarios que la aclamación de las personas hacia el tranvía en que viajaba no la podría representar jamás de forma artificial.

Y prosiguió que viendo al público que le seguía dando aclamaciones había afianzado la decisión de dedicarse más a la revolución para darles una vida más acomodada.