A mediados de diciembre de 1931 el gran Líder Kim Il Sung convocó una reunión de los cuadros del partido y de la Unión de la Juventud Comunista en Mingyuegou para discutir el asunto de la forma de la lucha armada contra el imperialismo japonés.

En ella el gran Líder enfatizó a los participantes que en las condiciones de nuestro país la guerra guerrillera debe ser la forma principal de lucha.

A sus palabras algunos se mostraron dudosos diciendo que con tal forma sin contar con retaguardia estatal y ayuda de ejército regular, incluso en tierras foráneas, podrían vencer a un enemigo de millones de efectivos dotado de modernos armamentos como tanques, cañones y aviones.

Entonces Kim Il Sung dijo: Somos hijos apátridas, jóvenes que vivimos en la tierra foránea, pero desafiamos sin vacilación a los imperialistas japoneses, ¿con qué apoyo? Nos decidimos a iniciar la guerra antijaponesa apoyándonos en el pueblo. Este es el Estado, la retaguardia y el ejército regular. Si damos inicio a la resistencia antijaponesa todo el pueblo se levantará en la lucha y por tanto la contienda que vamos a librar será una guerra del pueblo.