En mayo de 1945 Kim Il Sung convocó con urgencia una reunión de comandantes del Ejército Revolucionario Popular de Corea y jefes de las organizaciones revolucionarias en el campamento secreto provisional del monte Paekhak.

Analizó la actual situación interna y externa y señaló que el imperialismo japonés se ponía en aprietos por sus repetidas derrotas y estaba estremeciendo desde la base su sistema de dominio.

Continuó afirmando: Ya estamos en la inminencia de dar un combate decisivo para acabar con la dominación colonial del imperialismo japonés y lograr la victoria final de la guerra antijaponesa, situación que nos urge hacer los preparativos necesarios.

Entre estos, lo primordial es la disposición política e ideológica de lograr la independencia con las propias fuerzas y la firme convicción en la victoria, dijo y llamó a todos los militares y civiles a levantarse, según la orden, en la batalla definitiva poniendo en pleno despliegue el indoblegable espíritu de lucha.

Concluyó el discurso exhortando fervorosamente a lograr sin falta la liberación del país con las propias fuerzas del pueblo coreano y de esta manera, decorar con la victoria el larguísimo camino de combates sangrientos.