El perfume extendido en el campo de batalla antijaponesa

En los primeros años de la guerra revolucionaria antijaponesa los combatientes revolucionarios antijaponeses no miraban con buenos ojos los cosméticos. Entre los botines de guerra había a veces cosméticos. Los guerrilleros los arrojaban al río o los aplastaban con los pies.

Cuando la Comandancia de la revolución estaba localizada en Macun de Xiaowangqing, el gran Líder, camarada Kim Il Sung dijo encarecidamente a los guerrilleros:

Desde hoy nadie debe botar los cosméticos. Tenemos también a las mujeres. ¿Acaso no lo son las de las zonas guerrilleras? ¿En qué parte de este mundo existen mujeres más maravillosas que nuestras guerrilleras y las miembros de la asociación de mujeres?

Las fervientes palabras del gran Líder, quien deseaba enaltecer a las coreanas que se abnegaban solamente a la revolución, conmovieron fuertemente los guerrilleros.

Las mujeres de la base de guerrilla que recibieron los cosméticos que los guerrilleros habían obtenido en acato al propósito del gran Líder no cabían en sí de gozo. A partir de ahí en la zona guerrillera de Xiaowangqing empezó a olerse el polvo facial.