Un día cuando la guerra estaba en pleno ardor, el gran Líder, camarada Kim Il Sung dio la tarea de construir un teatro subterráneo en la colina Moran.

El gran Líder dijo que, con la construcción del teatro subterráneo, el pueblo podría llevar una vida optimista con la convicción en la victoria presenciando dramas y películas aún en medio de la llamarada de la guerra.

Los funcionarios se quedaron tan conmovidos pensando que el gran Líder, quien proyectaba abrir la escena de canciones y danzas cuando se desplegaba la lucha de vida o muerte contra el imperialismo yanqui que se jactaba de la “supremacía” en el mundo, era hombre de gran coraje que estaba optimista del futuro.

Ese día, el gran Líder dijo que en el período de la ardua lucha armada antijaponesa también educaban con varios métodos a los habitantes de la base guerrillera para organizarlos y movilizarlos a la lucha por la derrota del imperialismo japonés, y aclaró en detalle las tareas vinculadas con la construcción del teatro.