Fue una vez cuando el gran Líder, camarada Kim Il Sung se encontró con los empresarios y comerciantes que habían donado enorme cantidad de fondo a la edificación del país después de la liberación.
Los empresarios y comerciantes le expresaron al gran Líder sus deseos de construir con ese fondo una sala de reuniones para él.
El gran Líder, con amplia sonrisa, dijo que deseaba construir primero el palacio para niños, que en el tiempo antiguo los reyes ocupaban el palacio pero que en la Corea liberada tenían que ocuparlo los entrañables niños, y que había que construir magnífico palacio para las generaciones venideras.
Cuando visitó el lugar de construcción del palacio de escolares y niños situado en el sitio propicio en la colina Jangdae, el gran Líder, recorriendo cada parcela del lugar de construcción, dio valiosas instrucciones sobre la construcción del palacio en el nivel superior y dijo que había que construir, al pie de la letra, un palacio real con los mejores materiales de construcción del mundo.
En virtud del cálido amor ilimitado del gran Líder, el Palacio de Escolares y Niños de Pyongyang fue levantado de modo fascinante como palacio de los niños.
