En septiembre de un año el estimado compañero Kim Jong Un ofreció calurosa solicitud de llamar a la capital Pyongyang a los maestros que habían ido voluntariamente a las escuelas anexas de islotes, a las escuelas en las zonas del frente y a las escuelas montañosas, para que recibieran la bendición de todo el país.
Los maestros que pasaban días significativos rodeados del cálido amor y beneficio del estimado compañero Kim Jong Un acogieron el momento de gran gloria que nunca más tendrían en toda la vida.
Tomaron la foto conmemorativa en el Palacio del Sol Kumsusan junto con el estimado compañero Kim Jong Un a quien deseaban ver en sueños.
Hasta aquel momento ellos no conocían a fondo el amor del estimado compañero Kim Jong Un, quien deseaba presentar ostentosamente al mundo entero a los maestros que se dedicaban calladamente para las generaciones venideras, aunque estaba muy ocupado por los asuntos estatales.
Ese día, el estimado compañero Kim Jong Un dijo que todos los maestros que habían ido voluntariamente a las escuelas anexas de islotes, a las escuelas en las zonas del frente y a las escuelas montañosas dedicando su abnegación por las generaciones venideras eran patriotas, y que había que presentarla y propagarla para que todo el país aprendiera su punto de vista de la vida.