Cuando se recuerda la historia sangrienta antijaponesa, se presenta la imagen del gran Líder, camarada
Para el gran Líder ese dinero de 20 yuanes era realmente precioso.
Fue dinero precioso que la madre Kang Pan Sok había reunido penosamente centavo por centavo con el trabajo que realizaba para otros, tan duro que le sangraban los dedos. Fue dinero igual que un amuleto que la madre le dio al gran Líder, quien tuvo que marchar por el largo camino de la revolución, encomendando que lo utilizara sólo cuando fuera sumamente imprescindible.
El gran Líder entregó con gusto ese dinero que quería guardar para siempre como indicio del amor de la madre Kang Pan Sok a los miembros del Cuerpo Infantil de Maanshan que estaban harapientos, para darles nuevos vestidos, en los días antijaponeses de la marcha larguísima a través de batallas ensangrentadas.