Póngase letras de registro Son letras prohibidas

En noviembre de 1961 una mujer pronunció un discurso emocionante en la alta tribuna del lugar del Primer Congreso Nacional de Madres efectuado en presencia del gran Líder, camarada Kim Il Sung.

Ella criaba nueve niños sin padres.

La mujer que era obligada a servir como criada de un terrateniente en el tiempo de la apátrida, podía gozar de la plena felicidad en la patria liberada por el gran Líder, y ella trabajaba con toda su fuerza para responder a su gratitud y criaba los niños sin padres como gruesos pilares del país.

El gran Líder aplaudió dos veces escuchando su intervención y le dio agradecimiento diciendo que era el modelo de las coreanas que encarnaba profundamente la ideología y la moral comunistas.

Después de terminar el congreso, esa mujer grabó en el corazón las palabras del gran Líder de que para ser madre comunista había que tomar parte activa, ante todo, en la construcción socialista y trabajó con responsabilidad criando abnegadamente a sus hijos como hombres ejemplares.

El Estado le otorgó el título de la Heroína del Trabajo, valorando altamente sus méritos.