El 21 de diciembre de 1996, cuando el gran Dirigente Kim Jong Il regresaba a Pyongyang tras haber terminado la dirección sobre el terreno a una unidad militar, dirigió una mirada cariñosa a las controladoras de la seguridad del tránsito que guardaban el puesto del cruce de la capital, y de repente, se cambió de expresión.
Sin desviar los ojos de la figura de la controladora de la seguridad del tránsito que se alejaba, el gran Dirigente dijo al funcionario que lo acompañaba que era penoso ver a las controladoras de la seguridad del tránsito que controlaban el tránsito en falda en el tiempo tan frío y que sería mejor ponérseles los pantalones enguatados. Y ordenó suministrarles también a los controladores de la seguridad del tránsito que montaban la motocicleta bajo el viento frío los pantalones enguatados y los sobretodos de tela de buena calidad para que no se congelaran sus rodillas.
En la noche profunda del 3 de enero de 1997, el gran Dirigente Kim Jong Il examinó atentamente durante largo tiempo los diseños de ropas y las fotos de las controladoras de la seguridad del tránsito puestas de ropas según los diseños, traídos por un funcionario responsable del Ministerio de Seguridad Pública.
El gran Dirigente dijo al funcionario que era mejor el diseño con botas entre otros y le dio instrucciones detalladas: hacer apretados los pantalones apropiados a las botas, poner las alas en la gorra para poder protegerse de la nieve y de la lluvia, poner los botones metálicos en el abrigo de piel y sujetar en la manga el señal del escudo en lugar del brazalete anterior.
Unos días después, el gran Dirigente leyó la carta enviada por las controladoras de la seguridad del tránsito en nuevos uniformes y encomendó encarecidamente a los funcionarios que fabricaran mejor sus botas y enviarles las gafas del sol para proteger sus ojos.