Fue cuando el estimado compañero Kim Jong Un visitó la Fábrica de Alimentos para Niños de Pyongyang y entró en la sala de muestras de los productos.Viendo diversos alimentos para niños producidos en la fábrica, dijo a un funcionario que era necesario hacer competencia de sabor con otros países.
El funcionario, quien estaba anotando detalladamente las tareas presentadas por Kim Jong Un, meditó sobre la norma.
Como si se percatara de su pensamiento, Kim Jong Un dijo que no se podía engañar las lenguas de los niños y que, aun cuando era la misma leche en polvo, si los niños tomaban más la leche de otros países que la de esa fábrica, significaba que de la fábrica no era sabrosa.
Aclaró que la norma de calificación de la calidad de los productos de esa fábrica dependía de la preferencia de los niños.