Fue un día de abril de 2019, cuando el estimado compañero Kim Jong Un, quien había regresado a la patria después de la visita exitosa al extranjero, visitó la misma noche la Zapatería de Wonsan.
Kim Jong Un dijo a los funcionarios que estaban muy emocionados y sorprendidos, que venía para ver los zapatos exhibidos ese año, como que había oído que muchos zapatos fabricados en la Zapatería de Wonsan habían sido vendidos en la Exhibición Nacional de Calzados.
Cuando se acercó a la mesa de examen en el taller de fabricación de calzados, pidió a los funcionarios acompañantes a ponerse los calzados fabricados y les preguntó que si eran cómodos y que si no les apretaban los pies. Al oír la respuesta de un funcionario que eran cómodos, Kim Jong Un se quedó muy satisfecho.
Recorriendo por las salas de diseños, de educación de la historia revolucionaria y de la exhibición de los productos, escuchó a la lectora quien dijo que los extranjeros que visitaban la fábrica no escatimaban el elogio sobre los zapatos y a un funcionario quien habiéndose puesto los calzados de cuero de avestruz, dijo que eran magníficos. Tras escucharlos hasta el final, Kim Jong Un enfatizó que los zapatos “Maebongsan” fabricados en la Zapatería de Wonsan deben ser todos excelentes que hasta provoquen envidia de los extranjeros.
Partiendo de la fábrica, Kim Jong Un pidió encarecidamente a los funcionarios y empleados de la Zapatería de Wonsan que fabricaran con mayor empeño mucho más calzados de buena calidad que prefiere la población, no olvidando ni un momento la expectación y la confianza del Partido, para así enaltecer continuamente las inmortales proezas de dirección del gran Dirigente Kim Jong Il acumuladas en la fábrica.
Había pasado la una de la madrugada, cuando Kim Jong Un, que dedicaba grandes esfuerzos y energía visitando varias veces la pequeña fábrica del local para que los zapatos fabricados aquí fueran mercancías y productos famosos de nivel mundial, partió de la fábrica.