En julio de 1998, el ex ministro de defensa nacional de un país extranjero se encontró con el gran Dirigente Kim Jong Il durante la visita a Corea.
Aquel día, el gran Dirigente lo sentó al lado de sí mismo e hizo una conversación durante casi cinco horas. La mayoría del contenido de su conversación se trataba de los asuntos militares.
Él estuvo completamente encantado al gran Dirigente, quien se enteraba perfectamente no solamente el tipo de ejército y especialidad militar determinado sino todas las especialidades militares de las fuerzas terrestres, navales y aéreas y todas las técnicas y equipos de punta de la ciencia militar moderna y estaba al tanto de todas las esferas de los asuntos militares, incluso todas las estrategias y tácticas de la guerra moderna y los métodos detallados de combate.
Él quedó tan impresionado que evaluó al gran Dirigente como un maestro de la política y extraordinario estratega militar célebre, y le dijo que iba a hacerse discípulo del respetado compañero Kim Jong Il.
Al pasar el tiempo, él elogió en su memoria al gran Dirigente como “dios” verdadero de este mundo en los asuntos militares.