Fue un día de otoño, cuando el gran Dirigente Kim Jong Il visitó el Restaurante de Fideos Taehung construido a estilo coreano, dirigiendo sobre terreno la Mina de los Héroes Juveniles de Taehung.
Cuando recibía con alegría los saludos de las cocineras de la cocina, recibió el informe del gerente de la mina de que la mayoría de las cocineras se habían trasladado de Pyongyang voluntariamente a la mina hace más de 20 años.
Entonces, él estuvo muy satisfecho y miró otra vez a las cocineras.
El gran Dirigente estaba muy alegre por haber encontrado en el terreno con las mujeres apreciables quienes dedicaron su tiempo de la muchacha en la flor de la edad en la mina del lado norte en aras del fortalecimiento y el desarrollo de la patria partiéndose lejos de la capital. Dijo con el amor y afecto que eran muchachas de Pyongyang conocidas en todo el país y sugirió tomar una fotografía conmemorativa.
Cuando se acercó a las cocineras que estaban esperando el momento de la fotografía sentadas una al lado de la otra en la escalera del restaurante de fideos con una sonrisa amplia, les dijo amablemente que se podía coger una enfermedad si se sentaran en la escalera fría y que todos tomarían la fotografía de pies.
El gran Dirigente hizo otra encomienda significativa a los funcionarios en el momento cuando tomaba la fotografía conmemorativa que tomaran notas en las fotografías como “muchachas de Pyongyang”.
Muchachas de Pyongyang. Las muchachas de Pyongyang del tiempo pasado de Taehung, al fin, derramaron lágrimas calientes ante el llamamiento de amor que el gran Dirigente hizo reiteradamente con tanto afecto.
