Póngase letras de registro Son letras prohibidas

    Era cuando el Dirigente Kim Jong Il visitó la Fábrica de Cosméticos de Sinuiju.

    Recorrió varios talleres llegando al taller de cosméticos sobre cuyas mesas de trabajo se exhibían varios cosméticos, entre ellos Kumgangsan y Neowana. Kim Jong Il cogió uno de ellos preguntando a la comitiva si había alguien que hubiera visto alguna vez los cosméticos Kumgangsan y Neowana.

    No había nadie que le respondía.

    Un buen rato después un funcionario le contestó que sí vio Neowana, pero no Kumgangsan.

    Y se quedó pensativo diciendo muy quedo como si fuera consigo mismo que no era posible que los hubiese visto la población.

    No era la primera vez que lo decía ante los cosméticos excelentes.

    Antaño fue a la exposición de diversos productos hechos en la provincia de Phyong-an del Norte, cuando cogió un cosmético amonestando que no era bueno exportar los cosméticos de buena calidad sin venderlos a la población.

    Sin embargo todavía los funcionarios no trabajaban tal como había enseñado Kim Jong Il. Éste se puso serio preguntando a su comitiva si era la fábrica sólo exportadora o la fábrica de servicio al pueblo, a lo que nadie respondía. De hecho, las materias primas de los cosméticos se importaban y al venderlos a la población no con la divisa era difícil la reproducción ampliada.

    Leyendo el alma de los funcionarios dijo que el Estado se responsabilizaría de las materias primas de los cosméticos encomendando venderlos a la población antes de exportarlos.

    Así que las tiendas y los supermercados se llenaron de cosméticos de calidad a gusto de la población.