Fue una noche de enero de 2012, cuando el Máximo Dirigente Kim Jong Un recorrió una tienda de la ciudad de Pyongyang.
Cuando recorría varias partes de la tienda, detuvo el paso ante un quiosco y volvió al mostrador de gafas diciendo que había traspasado el quiosco de gafas.
Se sumergió en un pensamiento cuando sacaba las gafas en el mostrador donde se colocaban diversas gafas de color y miope, e indicó que el mostrador de gafas era incómodo para sacar gafas y que sería mejor colocarlo de forma giratoria para que los clientes eligieran fácilmente las gafas.
Después, se puso en persona las gafas de color y le preguntó al funcionario de la tienda dónde se podía ver el espejo.
Una dependiente que estaba cerca de él acudió a otro quiosco para traer el espejo.
Cuando la dependiente trajo el espejo, el Máximo Dirigente indicó que el quiosco de gafas tiene que tener el espejo para que los clientes puedan ver sus imágenes puestos de gafas.