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Mentalidad indoblegable del pueblo coreano en la construcción de una potencia próspera socialista

     Hoy el pueblo coreano despliega la mentalidad indoblegable en la marcha general hacia la construcción de una potencia próspera socialista. Dicha fuerza espiritual sirve de fuerza motriz del gran auge revolucionario de la mencionada construcción.

    La referida potencia será un estado de poderosa potencialidad ideo-política además de la potencialidad militar y económica.

    Estas potencialidades forman factores fundamentales del poder estatal que determine la prosperidad o la ruina de la nación. Lo más importante es la potencialidad ideo-política, la mentalidad de las masas populares. Los medios de técnica militar y la inmensa potencialidad económica deben juntarse con poderosa mentalidad de las masas populares, cuando sirven de fuentes de la prosperidad que garanticen la soberanía y la dignidad de la nación. Su fuerza espiritual es la primera reserva nacional incomparable con nada y la herramienta más poderosa que la bomba atómica.

    La mentalidad del pueblo coreano no sabe comparación con nada del mundo y su potencia es socialista jucheana que se construye por la inmensa mentalidad ideológica de que dispone el pueblo coreano.

    Dicha fuerza espiritual se deja manifestar por la unidad monolítica, que es la suprema encarnación de la mentalidad indomable de la República Popular Democrática de Corea de Songun.

    El pueblo coreano está convicto de que las ideas y las teorías de Kim Jong Il sirven de guías fidedignas para la realización de la independencia de las masas populares y al seguir su liderazgo saldrá infaliblemente victorioso.

    Así que el pueblo coreano encontró la pauta de la vida y la lucha en la consigna: ¡El partido decide y cumplimos! Y es vanguardia de la defensa a muerte del líder trasladando montes y cerrando mares si fuera la decisión de Kim Jong Il.

    No conoce límite la mentalidad del pueblo unido en torno al líder y no hay ninguna fortaleza inconquistable.

    Otra fuerza espiritual indoblegable del pueblo coreano reside en el orgullo y la dignidad nacionales de dar saltos más altos hacia el mundo.

    El pueblo coreano dispone del propio orgullo nacional, que equivale a la vida para el pueblo coreano que quiere dar saltos más altos hacia el mundo que lo rodea.

    Por lo tanto, el pueblo coreano sigue registrando milagros e innovaciones en la construcción de una potencia próspera socialista con la alta mentalidad de conquistar la cumbre de tecnologías de punta en todos los terrenos con los pies bien hincados en su propia tierra.

    Otra fuerza espiritual indoblegable del pueblo coreano se expresa en contar consigo.

    Apoyarse en su propia fuerza constituye su propio espíritu revolucionario con que forjar su destino con su propia fuerza.

    Como demostrara la historia, el apoyarse en fuerzas ajenas es camino a la dependencia y la ruina y el apoyarse en su propia fuerza es ahí donde hace brillar la independencia nacional. El pueblo coreano, convicto en su propia fuerza, va construyendo la potencia próspera socialista contando con su propia fuerza, tecnología y recursos. Carece mucho y no pocos son lo que hace falta, pero no quiere apoyarse en nadie.

    Su satélite artificial, la tecnología CNC y el hierro Juche son precisamente productos de la mentalidad coreana de contar consigo y procurar lo imposible.

    Otra fuerza espiritual indoblegable del pueblo coreano es el amor y la abnegación al porvenir nacional.

    La construcción de una gran potencia próspera socialista es la lucha sagrada y orgullosa por legar una patria digna y próspera a las generaciones venideras.

    Hoy los coreanos viven con la concepción de la vida humana: ¡Vivir hoy no para hoy, sino para mañana! Así van forjando el futuro radiante de la gran potencia próspera socialista. Los coreanos provistos del espíritu de vivir hoy para mañana trabajan con larga perspectiva.

    El pueblo coreano se planteó una alta meta de construir una potencia próspera socialista y tiene mucho que hacer todavía venciendo numerosas pruebas y muchos obstáculos. Sin embargo, el pueblo coreano sabrá levantar con su propia fuerza una potencia próspera socialista.