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¿Cuál es el concepto revolucionario del Líder?

    El Dirigente Kim Jong Il dijo:

    “Los revolucionarios deben tener firme la concepción revolucionaria sobre el líder.

    Poseerla significa que a partir de la sólida posición y criterio de que el líder es el centro del ente socio-político sacrifican todo lo suyo por el líder, y lo enaltecen y siguen con el corazón limpio, inmaculado.”

    El concepto revolucionario del líder constituye el núcleo de la concepción Juche de la revolución.

    Da el más correcto punto de vista sobre la posición y el papel del líder en la lucha revolucionaria.

    El líder ocupa la posición autoritaria en la lucha revolucionaria. Es decir, es el centro del cuerpo político-social tal como lo es el cerebro en el cuerpo humano. El líder es el cerebro del dicho cuerpo, que sirve del centro para la unidad organizativa, ideológica y moral.

    El líder hace el papel determinante en la lucha revolucionaria para la forja del destino de las masas populares.

    Crea el pensamiento guía de la revolución dilucidando su derrotero a seguir y concientiza y organiza a las masas populares haciendo de ellas sujeto poderoso de la revolución. En todos los períodos de la revolución y la construcción conduce a la victoria la causa revolucionaria mediante la científica dirección estratégica y táctica.

    El líder, núcleo del cuerpo político-social en la lucha revolucionaria ocupa la posición absoluta y hace el papel determinante, de modo que no se debe ver en él un individuo. En el caso del individuo, por más que sobresalga, ocupa sólo un lugar limitado como un sujeto de las masas populares desempeñando también un limitado papel.

    No obstante, el líder, núcleo del cuerpo político-social, representa el conjunto del colectivo social haciendo el papel determinante en la lucha revolucionaria.

    El concepto revolucionario del líder es la actitud de tenerlo en alto.

    Esta actitud se deriva del más correcto punto de vista sobre el líder. Tener en gran estima al líder, absolutizar su autoridad y materializar incondicional y cabalmente sus ideas, esto es la actitud que el revolucionario debe tomar.

    Tener en gran estima al líder es depositarle su destino tomando por el supremo honor y máxima felicidad la tenencia del gran líder; hacer todo lo posible con la fe firme de que no hay nada imposible mientras tenga la conducción del líder.

    Absolutizar la autoridad del líder es tener la firme actitud de contar sólo con el líder; defenderlo a riesgo de la vida y política e ideológicamente; hacer todo lo posible para enaltecer su autoridad y prestigio; no permitir ninguna concesión respecto a la defensa de su autoridad.

    Hacer credo suyo de las ideas del líder es aceptarlas como las más justas haciendo de ellas su única guía y defenderlas cueste lo que costara dejándose guiar sólo por ellas.

    Sostener el principio de la incondicionalidad en la concretización de las ideas del líder es tomarlas por la ley y el mandato supremo y llevarlas a la práctica con una firme voluntad, sin ningún pretexto y excusa y por medio de desplegar el espíritu de abnegarse y sacrificarse.

    Esto es la exigencia básica y el medidor principal de la actitud de tener en gran estima al líder.