Es, en una palabra, apreciar más los intereses del colectivo que los del individuo y servirle con abnegación.
El Dirigente Kim Jong Il dijo:
“En sus relaciones con el colectivo el individuo debe considerar como una obligación ineludible apreciar más los intereses de éste que los suyos y servirle con abnegación.”
El individuo no puede sobrevivir separado del colectivo cuyos intereses son más valiosos que los suyos. Por lo tanto, apreciar más los intereses del colectivo que los del individuo y servirle con abnegación es una obligación ineludible de los individuos que deben observar en las relaciones con el colectivo.
En dicha obligación es importante ser fiel al líder, al partido y a las masas.
La fidelidad hacia ellos debe basarse en la conciencia revolucionaria. Sólo así puede ser sincera y sólida ignorando la ficción y la traición, a pesar de cualesquier condiciones.
En la referida obligación es importante, además, amar las riquezas sociales y servir con abnegación para la Patria.
Como las riquezas sociales pertenecen al colectivo las relaciones que existen entre los bienes comunes del Estado y la sociedad y los individuales imperan entre el colectivo y el individuo y, a la larga, lo son las de la Patria y los individuos.
La actitud del individuo hacia las riquezas sociales se expresa concentradamente en la vida laboral.
La participación entusiasta en el trabajo productivo constituye una obligación moral del ser social. Sólo cuando ame al trabajo y tenga la posición de responsabilizarse del resultado de su labor podrá contribuir a aumentar las riquezas sociales. Estimarlas no sólo sirve de la fidelidad a la colectividad social sino también una actitud correcta hacia el trabajo y el trabajador. Por lo tanto, todos los miembros de la sociedad tienen que participar fielmente en el trabajo y considerar como una obligación moral estimar y amar mucho las riquezas sociales.
Los individuos deben apreciar la Patria socialista y luchar con abnegación por su defensa y su prosperidad, lo cual constituye la obligación moral en apreciar los intereses del colectivo.
Independientemente de la Patria que le garantiza a la gente la vida independiente y creadora no se imagina una vida feliz y digna.
Para los hombres de la sociedad socialista la Patria es, precisamente, el seno del líder. Gracias al líder y a su sabia dirección la Patria es el terreno de la vida valiosa y la cuna de la felicidad.
Por lo tanto, sólo cuando el individuo defienda la Patria socialista y luche con abnegación por su prosperidad y desarrollo podrá ser fiel a su obligación moral que se debería observar en las relaciones con el colectivo.