Es estrechar la labor administrativo-práctica y la económico-técnica, dando prioridad al trabajo político y combinar en la justa medida el estímulo político-moral y el material, considerando como principal al primero.
El Dirigente Kim Jong Il dijo:
“Para llevar a feliz término las tareas revolucionarias hay que efectuar ante todo el trabajo político destinado a educar y mover a las masas.”
La primera importancia es unir de modo estrecho la labor administrativo-práctica y la económico-técnica, dando prioridad al trabajo político, lo cual es la exigencia indispensable para la construcción del socialismo.
Es una labor que se impulsa de modo planificado y se organiza en sumo grado a nivel de toda la sociedad y un trabajo difícil y complicado que se efectúa a base de la ciencia y la tecnología modernas. La construcción del socialismo que se caracteriza por su alto grado de organización y cientificidad exige la detallada labor administrativa y la científica económico-técnica. De ahí que estas labores se presentan como problemas capitales.
Pero, al igual que todos otros trabajos para la revolución y la construcción, las referidas labores pueden realizarse con éxito sólo gracias al elevado fervor revolucionario y la creatividad de los hombres. Es el hombre quien maneja las máquinas, desarrolla la tecnología y administra la economía. Por lo tanto, dichas labores pueden llevarse a cabo sólo cuando dan prioridad al trabajo político de movilizar las ideologías de los hombres.
Si lo renuncian y se aferran a la orden administrativa y a la práctica económico-técnica, no se puede movilizar el entusiasmo revolucionario de las masas ni cumplir con éxito ninguna tarea.
Por eso, es preciso unir de modo justo la labor administrativa y la económico-técnica, dando prioridad al trabajo político.
La segunda importancia es combinar el estímulo político-moral y el material, considerando como principal al primero.
Esta medida se presenta como un problema particularmente importante para organizar y movilizar con éxito a las masas populares en la construcción del socialismo.
En la sociedad socialista todos los hombres son dueños del Estado y la sociedad y trabajan con iniciativa en aras del país y el pueblo, la sociedad y la colectividad apoyándose mutuamente. Esta es la superioridad esencial del socialismo sobre el capitalismo y constituye uno de los factores principales que el primero puede progresar de modo vertiginoso. Por eso, en esta sociedad es necesario priorizar el estímulo político-moral para que los trabajadores se sacrifiquen en aras de la sociedad y la colectividad.
En otra parte, en dicha sociedad quedan todavía los residuos de viejas ideas en la mente de los hombres y hay diferencias entre el trabajo duro y el ligero, el espiritual y el físico por no haberse desarrollado las fuerzas productivas para distribuir según las necesidades.
Si distribuyen de modo igualado los productos los hombres quieren trabajar en la rama ligera, no en la dura. De ahí que es importante dar el estímulo material distribuyendo según la cantidad y la calidad del trabajo.
Pero, aunque es importante este estímulo no se debe considerar como principal. Esto contraria a la naturaleza de la sociedad socialista. Si hacen así se promueve el egoísmo entre los trabajadores y estos se aferran a la moneda. Entonces puede traer un peligroso resultado de echar a pique el régimen socialista y las conquistas de la revolución. Por lo tanto, es necesario combinar en la justa medida el estímulo político-moral y el material, considerando como principal al primero.