Dmitri Remizov
Presidente de la Asociación de Estudio del Kimilsungismo-Kimjongilismo de Rostov, Rusia
Hoy en la primera mitad del siglo XXI se nos presenta a los pueblos del mundo la tarea de eliminar una vez más la dominación imperialista. Esta tarea nos ha venido de nuevo después del acontecimiento que es el desmoronamiento de los países socialistas por el surgimiento temporal de los reaccionarios mundiales a finales del siglo XX. Frente a estas nuevas condiciones, los luchadores antiimperialistas deben estudiar las experiencias de los precursores revolucionarios del siglo XX quienes rechazaron exitosamente a los imperialistas. Y si haya uno que ocupa un lugar extraordinario entre estos grandes revolucionarios, indicamos al gran Líder, camarada Kim Il Sung, fundador de la República Popular Democrática de Corea.
Kim Il Sung derrotó a las fuerzas imperialistas en el Noreste de Asia y levantó el socialismo que sirve de ejemplo a la humanidad progresista que se levanta en la nueva fase de lucha contra el imperialismo.
El estudio de la historia revolucionaria de Kim Il Sung ayudará en la labor de formar una nueva columna de los revolucionarios, responsables de aplastar el imperialismo en el siglo XXI.
A través de las memorias de Kim Il Sung, “En el transcurso del siglo”, podremos saber bien de las situaciones de los primeros tiempos en que se estaban trazando los principios del movimiento revolucionario comunista en el Noreste de Asia en la década de 1920.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung escribió en sus memorias que para los comunistas no era digno permanecer encerrados en cuartos traseros y ocuparse sólo de palabrerías sin que dieran manos a la obra.
Esta enseñanza tiene suma importancia para los jóvenes de la actualidad quienes se han enterado de la legitimidad de la decadencia del sistema basado en la propiedad privada y tratan al capitalismo de manera crítica. Muchos intelectuales se muestran escépticos ante el mundo capitalista y se limitan a conversar o debatir entre los amigos y en el internet. Si se limitan en las críticas al sistema capitalista dentro de tales estrechos marcos, nada vale. Si saben de los objetivos de los procesos en desarrollo, y si entienden de la legitimidad del desarrollo de la historia, pero no son aptos de aplicar tales conocimientos en las prácticas y para colmo, no intentan orientar correctamente tales procesos, entonces, ¿para qué sirven tales conocimientos?
Despedirse de los cuartos traseros y emprender el camino de resistencia y lucha, esto será la vida de los comunistas.
Kim Il Sung escribió en sus memorias de que el revolucionario, una vez elegido su camino, debe esforzarse sólo para cumplir el objetivo hasta sus últimas consecuencias, sin dejarse llevar por los sentimientos ni andarse por las ramas.
Si uno ya haya emprendido el camino de lucha, entonces él ha nacido de nuevo. Y se despide de la vida común. Los que le simpatizaban ayer, pueden encontrarse hoy al lado opuesto de la trinchera. Es porque ellos pertenecen a la parte de los enemigos clasistas. Si la simpatía personal no vale para la revolución, entonces la deben borrar; y el patrón de evaluar a cada persona debe ser en qué parte se posiciona en el momento del combate decisivo.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung dijo que por muy inteligente y capaz que sea una persona, y si se quede lejos de las actividades sociales encerrándose en los quehaceres domésticos durante mucho tiempo, perderá su capacidad mental, no estará al corriente de las actualidades y a la larga le herrumbrará la concepción de vida.
Paso a paso el revolucionario se abniega a la lucha por la liberación de la humanidad. Y para ser un combatiente que se sacrifica por la libertad, su vida debe someterse al gran propósito que es la victoria de la revolución y lejos de la vida privada, la familiar. La familia no puede ser obstáculo a la vida social ni debe obstaculizarla. Aunque era combatiente ayer, pero hoy se ha hecho en un ser nada y se queda separado de la vida social, este tipo no nos dará otro sentimiento más que una tal compasión. Tal hombre no vale más que un bicho.
Un hombre, si lo quiere ser, no debe vivir en un vulgar.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung dijo que la vida del revolucionario comienza por entrar en las masas populares y el fracaso de la revolución se origina desde la desconfianza de sus fuerzas y la renuncia a vivir entre ellas.
Para un revolucionario es un gran error considerarse a sí mismo como un ser específico distinto a las “masas ignorantes”. La legitimidad del desarrollo de la historia dice que primero la vanguardia se levanta a la lucha y después le siguen amplias masas. Los que hoy no entienden todavía la esencia del proceso, mañana podrán emprender la lucha en respuesta al llamamiento de su líder si aceptan la ideología revolucionaria.
Kim Il Sung estaba siempre entre las masas populares y junto con el pueblo suyo. Esto le garantizó los éxitos de sus actividades políticas.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung dijo que se liberó de la antigua visión según la que veían la fuerza motriz de la revolución fundamentalmente en los obreros y campesinos, y definió nuevamente que los estudiantes jóvenes forman una digna fuerza principal en la lucha revolucionaria.
En los tiempos en que Marx y Lenin desarrollaban sus teorías, la educación era la “educación de élites”. Del siglo XIX a los principios del siglo XX en la Rusia zarista los de origen humilde podían estudiar sólo unos pocos años en las escuelas primarias sometidas a la iglesia.
En el siglo XX la situación mundial fue cambiada. La educación se hizo más democrática y los jóvenes de origen humilde también tuvieron acceso al curso universitario.
En las décadas de 1920 y 1930 en que Kim Il Sung pasó la juventud ocurrieron cambios en Corea y en la región noreste de China (allí vivían concentrados los coreanos).
Kim Il Sung vio en los estudiantes jóvenes una fuerza importante en organizar el movimiento revolucionario comunista.
Apoyarse en las vanguardias juveniles jamás significa olvidarse de las tradiciones de lucha de las generaciones antecedentes. Al contrario la experiencia de los predecesores nos permite avanzarnos sin cometer errores posibles.
En este nuevo siglo XXI la doctrina revolucionaria de Kim Il Sung nos da la guía espiritual y moral en la futura lucha antiimperialista del mundo. Todos los continentes levantan en alto otra vez las banderas de la lucha revolucionaria.