PARA ESTABLECER UN AMBIENTE DE MORAL COMUNISTA EN TODA LA SOCIEDAD

    

Charla a altos funcionarios del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea

    26 de febrero de 1996


    Se ha construido magníficamente el Cementerio de Mártires Revolucionarios del Monte Taesong en un terreno apropiado. En el mundo no hay otro cementerio de mártires tan excelente. Al recorrerlo, tanto nuestro pueblo como los extranjeros expresan admiración. Solo con este cementerio basta para conocer claramente el sublime sentido del deber moral de nuestro Partido para con los precursores revolucionarios. Cerca del pico Jujak, donde está ubicado el Cementerio, se encuentra el Palacio Memorial Kumsusan. Este se puede ver desde el pico Jujak; da la impresión de que los mártires revolucionarios estuvieran dispuestos a defenderlo con los brazos abiertos. Ahora, el Líder y sus compañeros de combate están juntos para siempre. Resulta que los lazos de sangre entre el Líder y sus soldados siguen invariables después de su muerte, como le fueron en vida.

    Hay que tratar bien a quienes se jubilan por su edad, luego de un largo tiempo de trabajo. Me han informado que ahora se dan casos de que, una vez declarada su jubilación, algunos funcionarios partidistas no se reúnen con ellos, ni tampoco los despiden con amabilidad las instituciones a las que han pertenecido. ¿Cuán tristes se sentirán ellos si sus organizaciones partidistas y camaradas no los tratan con amabilidad cuando, sin duda, se sentirán apenados por dejar de trabajar a causa de la vejez? A juzgar por esto, se puede saber que nuestros funcionarios son secos y poco sensibles. Muchos funcionarios, si bien hablan mucho de la camaradería, no la aplican en la realidad. El Líder señaló que la revolución comienza por conseguir a los camaradas, y estos no pueden comprarse ni con oro.

    Es probable que personas que se entregaron por mucho tiempo al Partido y la revolución no puedan trabajar en su vejez como los jóvenes, pero se les debe respetar como precursores revolucionarios y apreciar correctamente sus méritos. A los que van a jubilarse se les debe estimular y ofrecerles pequeños banquetes. Hacerlo es bueno, no tiene nada de malo. La jubilación es diferente del traslado a otro cargo.

    Los funcionarios deben ser sensibles. Hace días hice que funcionarios de las instituciones del nivel central asistieran en compañía de sus esposas a la función de los artistas y me informaron que todos se mostraron contentos. No pocos de ellos revelaron que por primera vez en su vida fueron al teatro en compañía de sus esposas. Aconsejo que cuando tengan tiempo disponible, organicen así la labor cultural. No digo que anden acompañados de ellas por todos los lugares, mas, ¿por qué no hacerlo cuando van al teatro? Actualmente no lo hacen así, esto nos convence de que entre nuestros hombres perviven aún ideas feudalistas. En distintos aspectos de la vida se deja sentir la idea de respetar al hombre y despreciar a la mujer. Esto justifica mi disposición de que en el Teatro de Arte Mansudae se prorrogara la función para que otros funcionarios pudieran asistir en compañía de sus esposas.

    Tenemos que crear modelos de moral comunista, y hacer que se respire en toda la sociedad el ambiente de esta moral.

    Para ello es importante orientar a las personas para que observen a conciencia las formalidades de la ética y la moral pública, pues así pueden estrecharse las relaciones interpersonales, lograrse la unidad y la armonía del colectivo y establecerse un ambiente de vida sano y culto en la sociedad. Las formalidades de cortesía y ética y la moral pública devienen una importante pauta que mide la cualidad y el grado de civilización de la gente. Las escuelas, la sociedad y las familias deben intensificar la educación para que las observen de manera estricta.

    Actualmente, en distintas esferas de la vida social se manifiestan muchas prácticas carentes de cortesía y moral. Por ejemplo, en lo que respecta al lenguaje se dan casos de que entre los amigos no se usan los términos de respeto, sino los vulgares como “ya”, “ja” (eh), e incluso algunos tutean a sus superiores y a los de mayor edad. Parece que entre los cónyuges no se usa el término “yobo” (palabra que se usa entre los cónyuges para llamar la atención). Además, surge el fenómeno de que algunos padres dicen groserías a sus hijos. Esto muestra que en la educación familiar hay problemas. Los padres deben usar palabras de valor educativo para sus hijos, pero emplean sin consideración la primera que les viene a la mente, razón por la que estos imitan el lenguaje inculto.

    Los actos carentes de cortesía y moral se manifiestan con mayor gravedad entre los jóvenes y niños. En los últimos 20 años se han revelado en gran proporción en su lenguaje y en sus actividades culturales; hay que corregirlos cuanto antes. Los comunistas no deben tolerarlos. Si los admiten, puede que desaparezcan paulatinamente las bellas costumbres heredadas de nuestros antepasados y se pierda la propia nacionalidad. Desde la antigüedad, nuestro país se llama el país oriental de la cortesía, pues en esta época del Partido del Trabajo no podemos tolerar que se nos diga que nuestros jóvenes y niños no saben observar las normas de cortesía y moral.

    Si entre estos se observan muchos procedimientos faltos de cortesía y moral, esto se debe, principalmente, a una insuficiente educación en la moral comunista en las escuelas, aunque es atribuible también a sus padres. Desde luego, en las escuelas se enseña la asignatura de la moral comunista, pero esta se inclina en gran medida al aspecto político, debido a lo cual no marcha bien la educación en valores morales que han de ser apreciados en la vida cotidiana. Parece que nuestros funcionarios la confunden con la educación en la lealtad al Partido y al Líder. Desde luego, esta constituye el contenido más importante de la educación en la moral comunista. Pero solo con ella no es suficiente para lograr esta educación, pues hay otras muchas materias que deben enseñarse, entre otras, la de observar las reglas de la cortesía y la moral pública.

    Hay que examinar el contenido de la asignatura de la moral comunista para corregir cuanto antes sus defectos. Debe recomendarse que se establezca una nueva disciplina que trate los problemas de la educación moral, fuera de la educación en la fidelidad, para enseñar la moral comunista en general como la cívica y la moral pública.

    Los institutos superiores pedagógicos y los de maestros tienen que acometer con éxito esta educación.

    Para que los alumnos observen debidamente las reglas de la cortesía y la moral, es necesario que los maestros les sirvan de modelos. Si estos no emplean palabras cultas sino vulgares, resultará que sus discípulos los imitarán y que, una vez alistados en el Ejército después de graduados de la escuela, usen un lenguaje inculto. Si ellos no se muestran como ejemplos en lo referente a la urbanidad y la moral, no pueden formar a los integrantes de la nueva generación como auténticos trabajadores dotados con virtudes morales comunistas. Repito que los institutos superiores pedagógicos y los de maestros deben impartir con eficiencia la educación cívica y en la moral para formar maestros con nobles virtudes morales comunistas.

    Todo el Partido y la sociedad deben intensificar la educación en la moral comunista para que en nuestra época el país haga gala de su honor como la nación oriental de la cortesía. Es imposible resolver satisfactoriamente el problema de establecer un sano ambiente de moral comunista en toda la sociedad solo con la educación escolar. Es preciso que, junto con ella, la sociedad despliegue con dinamismo la lucha por el establecimiento del mismo ambiente. En esta obra los cuadros, sobre todo, los funcionarios del Partido tendrán que estar a la vanguardia.