PARA TENER UN CORRECTO CONCEPTO Y COMPRENSIÓN DE LA FILOSOFÍA JUCHE

    

Charla con altos funcionarios del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea

    25 de octubre de 1990


    Leí algunos artículos sobre la idea Juche recién escritos por determinados hombres de las ciencias sociales; estos no interpretan de manera correcta la originalidad y superioridad de la filosofía Juche según lo demanda la política del Partido. Esto demuestra que ellos aún no tienen un correcto concepto y comprensión de esa doctrina.

    Por ello quisiera referirme a algunas cuestiones que se plantean para tener una exacta comprensión de esta filosofía e interpretarla y difundirla.

    Ante todo, se debe corregir la tendencia a tratar la superioridad y originalidad de la idea Juche desde el punto de vista de la dialéctica materialista marxista.

    En el pasado, entre algunos hombres de las ciencias sociales se observó esa tendencia y por eso hablé de la necesidad de comprender correctamente la originalidad de la idea Juche, pero me parece que todavía es insuficiente la comprensión.

    Para argumentar la justeza y superioridad de la filosofía Juche es necesario conocer bien las limitaciones de las filosofías anteriores y estudiar la filosofía Juche comparándola con aquellas. Su superioridad puede acentuarse solo cuando se compara con las limitaciones de la filosofía marxista que considera la evolución de todas las cosas como un proceso de la historia natural. Al interpretar las características esenciales del hombre y otras cuestiones relacionadas con los principios fundamentales de la filosofía Juche, algunas personas tratan de hacerlo desde el punto de vista de las leyes generales del desarrollo del mundo material, en lugar de encaminarse a dilucidar las leyes propias del movimiento social. Esto demuestra que no consideran la filosofía Juche como una doctrina totalmente original y tratan de interpretarla tomándola como el desarrollo teórico de la dialéctica materialista marxista. De esta manera no se puede dilucidar de modo justo su originalidad.

    Superar las limitaciones de las teorías anteriores que tratan la evolución de las cosas como un proceso objetivo de la historia natural es una demanda apremiante en la práctica revolucionaria. En la actualidad, los ideólogos burgueses, los revisionistas y los reformistas analizan todos los fenómenos desde el punto de vista del evolucionismo biológico y del materialismo vulgar propagando la espontaneidad y el principio de considerar la materia como lo fundamental. En la interpretación y divulgación de la filosofía Juche debemos centrar necesariamente el foco de la crítica en la visión del mundo de tal doctrina biológica y materialismo vulgar.

    Hay que tener una comprensión correcta de la ley de la unidad y lucha de contrarios.

    Una prueba de que analizan la filosofía Juche en estrecha relación con la dialéctica materialista marxista se revela también en la explicación de esa ley.

    La dialéctica materialista marxista abarca como contenido importante el principio de la unidad y lucha de contrarios. Pero esto no es un simple problema académico. Al igual que otras cuestiones teóricas del marxismo-leninismo también deben tratar esa ley desde el punto de vista histórico, partiendo de la práctica revolucionaria. Si esa ley se consideraba como algo importante en la dialéctica materialista marxista esto se debía a que en aquel tiempo se presentó como importante tarea histórica aclarar filosóficamente las contradicciones socio-económicas de la sociedad capitalista y la ley de lucha de clases. Por tanto, pienso que en la actualidad la ley de la unidad y lucha de contrarios basada en la filosofía marxista tiene muchos puntos incongruentes para definir las leyes del desarrollo de la sociedad socialista. Por esta razón, no hemos mencionado mucho esta ley al desarrollar la teoría de la filosofía Juche.

    Hoy en nuestro país una importante tarea revolucionaria es construir el socialismo y lograr la reunificación de la patria. Por eso es preciso pensar qué sentido teórico puede tener y qué influencia puede ejercer sobre la revolución y la construcción subrayar la ley de la unidad y lucha de contrarios como una cuestión filosófica de importancia. Si se trata erróneamente esta cuestión, es posible provocar en la gente la impresión de que se dedican al palabreo inútil con asuntos filosóficos ajenos a la realidad, y causar una mala influencia en quienes luchan por la reunificación de la patria. No debemos dedicar jamás tiempo a la palabrería inútil para la revolución y la construcción ni aceptar los principios existentes o las teorías ajenas, que no se avengan a nuestra realidad.

    Es importante, además, tener una correcta comprensión de las características intrínsecas del hombre.

    Estas características se han definido de manera concreta en obras del Partido publicadas. No obstante, hay algunos artículos sobre la idea Juche que no coinciden con dichas obras en la interpretación de dichas características.

    Al referirse a esas características del ser humano, algunas personas dicen que el hombre tiene puntos comunes con otras materias vivientes y, a la vez, atributos diametralmente diferentes en su nivel de desarrollo y explican la diferencia de los atributos del hombre y otras materias vivientes partiendo del nivel de desarrollo.

    Es inadmisible entender que los atributos intrínsecos del hombre son el desarrollo y perfección de lo propio del conjunto de las materias vivientes. Por supuesto, desde el punto de vista del ser biológico, puede decirse que el hombre tiene un organismo más desarrollado que otros seres vivientes. Mas, desde el del ser social, difiere radicalmente de todas las demás materias vivientes por sus propias cualidades exclusivas. Analizar las características esenciales del hombre que lo distinguen de las demás materias vivientes basándose en la diferencia del desarrollo del organismo es el modo de ver evolucionista.

    El hombre es producto de la evolución, pero los atributos esenciales del hombre como ser social, no lo son y se forman y desarrollan a lo largo de la historia social. Ya hace mucho tiempo que hablé de este aspecto. Sin embargo, el que traten los atributos esenciales del hombre como diferencias del nivel de desarrollo de las propiedades que posee la materia viva en general evidencia que aún tratan de ver las características intrínsecas del hombre sobre la base del evolucionismo.

    También es erróneo tratar de hallar estas características del hombre que lo distinguen de los animales en la diversidad de componentes biológicos y sociales y en la complejidad de su combinación.

    Desde luego, todas las cosas cuentan con ciertos componentes y combinaciones estructurales, por lo cual es posible abordar las peculiaridades de ellas, aclarando comparativamente si sus componentes y combinaciones estructurales son simples o complejos, y, sobre esta base explicar las características de las diferentes materias. Pero, lo de si son simples o complejos los componentes y las combinaciones estructurales se plantea sólo entre materias comparables. Como el hombre es el único ser social en el mundo, no se le debe comparar con los animales según sus componentes y combinaciones estructurales. Con la diversidad y complejidad de estos es imposible aclarar de manera correcta la diferencia radical entre el ser social y el natural.

    Hay que tener una idea exacta del ser social.

    En algunos artículos referentes a la idea Juche se afirma que los bienes sociales forman parte de la existencia social, pero es erróneo identificar al hombre con los bienes creados por él.

    El hombre es un ser social. Se le califica así para distinguirlo de los seres naturales, pues es un ente que vive en medio de las relaciones sociales. El hombre como ser social posee independencia, creatividad y conciencia, atributos peculiares que no pueden tener otros seres materiales. Sin embargo, si se considera que los bienes creados por el hombre forman parte de la existencia social resulta que no hay diferencia radical entre el hombre y los bienes, ni podrán dar respuestas al problema de cuál es el fundamento de las características esenciales propias del hombre.

    Asimismo, es necesario comprender de manera correcta la cuestión de las relaciones entre la transformación de la naturaleza, la del hombre y la de la sociedad.

    Estas son las tres esferas de actividades del hombre para lograr la independencia. En cuanto al problema de qué posición ocupan estas tres tareas en las actividades sociales del hombre y de cómo se vinculan entre sí, es preciso entenderlo también justamente basándose en la práctica revolucionaria.

    Al explicar esas labores de transformación, si apartándose de la práctica revolucionaria concreta, dicen que esas tres transformaciones no se realizan una tras otra sino todas simultáneamente, no se puede dar una correcta idea sobre este tema. Por supuesto, no se puede decir que esas tres transformaciones se realizan en forma mecánica cual si una comenzara después de terminarse totalmente otra. Pero, hay que tener en consideración que al impulsarlas se puede conceder mayor importancia a una u otra según la demanda de la etapa de desarrollo de la revolución.

    Esto lo comprobamos patentemente a través del proceso práctico de desarrollo de la revolución. En el período de la revolución socialista se plantea con más urgencia la necesidad de lograr la independencia socio-política de las masas populares liquidando la explotación y opresión, es decir, la transformación de la sociedad; después de establecido el régimen socialista se presentan más perentoriamente la transformación de la naturaleza y la del hombre tendentes a liberar a la gente de las trabas de la naturaleza y la ideología y la cultura caducas. En esta última etapa la transformación de la naturaleza y la del hombre se llevan a cabo mediante las tres revoluciones: la ideológica, la técnica y la cultural, y la transformación de la sociedad se ejecuta no por vía revolucionaria sino por el método de consolidar y desarrollar el régimen socialista. Por tanto, al hablar de estas tres tareas de transformación, si se analizan sólo desde el punto de vista puramente lógico menospreciando su orden de prioridad histórico o sus peculiaridades resultará una teoría divorciada de la práctica revolucionaria.

    En cuanto a la cuestión de las tres esferas de la vida social, se debe evitar también el fenómeno de interpretarla de manera mecánica.

    Algunos insisten en que la vida social debe ser dividida sólo en tres esferas: la económica, la ideológico-cultural y la política y no en dos aspectos: el material y el espiritual, lo cual no es aceptable. Desde luego, es justo dividir la vida humana en tres esferas: económica, ideológico-cultural y política. También se hace así en las obras de nuestro Partido. Mas no se puede afirmar que sea erróneo dividirla en dos aspectos: el material y el espiritual. El quid no está en si la vida social se divide en dos o tres esferas sino en contraponer las dos proposiciones una contra otra.

    La vida ideológico-espiritual y la material del hombre son las dos esferas de la vida social, de lo cual hablamos con frecuencia. También insistimos invariablemente en que la independencia de las masas populares debe verificarse en estos dos terrenos. Esto coincide en su esencia con la necesidad de conquistar simultáneamente las dos fortalezas que subrayamos, o sea, la ideológica y la material en la construcción del socialismo y el comunismo. Esto demuestra que no se puede afirmar que sea erróneo dividir la vida social en dos aspectos: el material y el espiritual.

    En la vida del hombre la vida política y la cultural forman una sola esfera en la práctica: la ideológica y espiritual. Por ende, no es absurdo que se divida la vida social en las dos esferas: la ideológico-espiritual y la material, agrupando la vida política y la cultural en la ideológico-espiritual.También cuando nos referimos a las dos fortalezas del comunismo llamamos fortalezas material e ideológica o material y político-ideológica. Por lo tanto, para responder en contenido al concepto sobre las dos fortalezas del comunismo es preciso explicar la vida social dividiéndola en dos esferas.

    No importa que la vida social se divida en dos grandes esferas o en tres más concretas. No se puede afirmar que esto es exacto y aquello no.

    Al hablar de las relaciones entre la vida económica, la ideológico-cultural y la política es impermisible subrayar solo el carácter independiente de cada una de ellas. Decir que la vida de una esfera no puede determinar la de otra, no sólo es una expresión ambigua desde el punto de vista clasista sino que también no concuerda con el principio de la idea Juche.

    Acentuamos con frecuencia que la independencia es la vida para el hombre y que en la lucha por la independencia de las masas populares es más imperioso lograr la soberanía socio-política. Cuando decimos que la independencia es la vida para el hombre, ella significa precisamente la soberanía socio-política. Aunque las personas lleven una vida material holgada, si no disfrutan de una digna vida en lo socio-político o en lo ideológico-cultural, no puede decirse que viven humanamente dignos. En la vida social la política, la ideológica, desempeña un papel fundamental y decisivo. Por esta razón, si se menosprecia el gran peso significativo de la vida política e ideológica subrayando sólo el significado particular de cada una de las tres vidas, esto no tiene ningún sentido en la práctica.

    Hoy en día, la situación mundial es muy compleja. En la palestra internacional se lleva a cabo una aguda lucha clasista y disputa académica entre la revolución y la contrarrevolución, entre el socialismo y el capitalismo, y en medio de estas contiendas los pueblos revolucionarios y los comunistas buscan el justo camino a seguir.

    En esta crítica situación de hoy, en que vence el socialismo o el capitalismo, debemos defender resueltamente el socialismo enarbolando la bandera revolucionaria de la idea Juche.

    Esta ideología, mundivisión de nuestro Partido, es la doctrina directriz de nuestra época que ilumina el camino más correcto para asegurarles la independencia a las masas populares. La idea Juche es la bandera de la causa de la independencia de los pueblos revolucionarios y la bandera del socialismo.

    Debemos procurar que todos los militantes del Partido y los demás trabajadores tengan la firme convicción de la superioridad y grandeza de la idea Juche, y que todos los hombres de las ciencias sociales y los funcionarios de propaganda, aun en el caso de escribir un artículo o decir unas palabras, lo hagan estrictamente acorde a los intereses de la revolución y las demandas políticas del Partido, ya que se presenta el crítico problema de si se logra defender o no la causa socialista frente a la estrategia de la “transición pacífica” de los imperialistas.