31 de marzo de 102 de la era Juche (2013)
La sesión plenaria del CC del Partido, convocada en un momento histórico en que nuestro Partido y revolución entran en una trascendental fase de
desarrollo, se ha efectuado exitosamente en medio del elevado entusiasmo político de todos los compañeros aquí presentes.
En este encuentro hemos discutido y decidido sobre el importante asunto de simultanear la construcción económica y la de las fuerzas armadas nucleares, de acuerdo con las exigencias de la situación actual y la revolución en
desarrollo.
Además, hemos abordado el tema referente a unos cuadros, que será sometido a la evaluación de la Asamblea Popular Suprema, y la
destitución y la elección de algunos miembros del órgano de dirección central del Partido.
Esta cita constituye un nuevo jalón histórico para defender y glorificar los sempiternos méritos de los
grandes compañeros
Kim Il Sung y
Kim Jong Il en la construcción de la potencia nuclear y anticipar la construcción de un Estado socialista poderoso y próspero.
Partiendo del criterio de que los tópicos abordados en la presente reunión han sido discutidos satisfactoriamente, quisiera referirme a algunos problemas importantes referentes al cabal cumplimiento de la línea estratégica del Partido de
desarrollar simultáneamente la construcción económica y la de las armas nucleares.
Ante todo, es preciso conocer correctamente el propósito que condujo al Partido a presentar la mencionada línea.
No estamos hablando de una contramedida provisional para hacer frente a los bruscos cambios de la situación, sino de un lineamiento estratégico que debemos mantener invariablemente en atención al supremo interés de nuestra revolución, del lineamiento más justo que contribuye a que nuestra nación, en su condición de potencia nuclear, disfrute de todos los beneficios del sistema socialista.
Con esa línea nuestro Partido persigue disponer de armas nucleares de manera permanente para la defensa propia y disuadir el insensato chantaje nuclear y las maquinaciones de agresión de los imperialistas y sus aliados, y, sobre esta base, alcanzar la victoria definitiva en la construcción de la potencia económica.
Todos los funcionarios, miembros del Partido y otros trabajadores, firmemente convencidos de la justeza de la línea y de la victoria, se alzarán como un solo cuerpo para su materialización.
Urge movilizar todas las fuerzas para lograr avances decisivos en la construcción de la potencia económica.
Ahora el enemigo teme, más que a nuestros satélites y armas nucleares, que en nuestro país cobre auge la construcción de la potencia económica, se eleve el nivel de vida del pueblo y que este exclame
desde lo más profundo de su corazón las vivas al Partido del Trabajo.
Hoy en nuestro país, digno poseedor de las armas nucleares, se ha creado un ambiente favorable para concentrar los fondos y la fuerza laboral en la construcción económica y en el fomento del bienestar del pueblo, apoyándose en su gran capacidad de disuasión de guerra.
En la edificación de la potencia económica debemos encauzar todos los esfuerzos a mantener el alto nivel de producción y satisfacer la demanda material y cultural de la población, al aprovechar al máximo la base de la economía independiente establecida por los Generalísimos.
Múltiples serán los obstáculos y las dificulta
des, pero los funcionarios, miembros del Partido y demás trabajadores, con la más firme fe en la victoria y gran determinación,
desplegarán una ofensiva audaz, un combate a muerte, en el intento de lograr éxitos supremos e innovaciones en todas las ramas de la economía nacional.
Fortalecer ininterrumpidamente la capacidad defensiva independiente, que tiene como pilar las fuerzas armadas nucleares, constituye una firme garantía para defender la soberanía de la nación y su derecho a la existencia y lograr el fortalecimiento y el florecimiento del país.
Mientras persista el chantaje nuclear y la amenaza de agresión del imperialismo, no podemos debilitar jamás nuestras fuerzas nucleares sino que debemos
desarrollar sin cesar la autóctona industria de energía atómica, aún con la llegada de la nueva generación y un cambio de la situación.
En lugar de embriagarse con nuestro creciente poderío nuclear, los militares y el pueblo en general se prepararán política e ideológicamente para el momento decisivo, a fin de lograr con su gran unidad la victoria final en el enfrentamiento con el imperialismo norteamericano.
Es preciso elevar la función y el papel de las organizaciones partidistas para convocar a los militantes y demás trabajadores a materializar la línea del Partido de
desarrollar paralelamente la construcción económica y la de las fuerzas armadas nucleares.
El espíritu principal de esta reunión es lograr la victoria final en el enfrentamiento al imperio y en la construcción del Estado socialista poderoso y próspero, con una resuelta actitud de lucha.
A las organizaciones partidistas les incumbe enfocarse en la materialización de la mencionada línea y cultivar en sus miembros y otros trabajadores el espíritu principal de esta reunión, de manera que todos los militares y ciudadanos se levanten como un solo hombre para hacer gala de nuestra fuerza y dignidad en el enfrentamiento con el imperio y en la construcción de la potencia económica.
Prepararán a todos sus militantes como firmes defensores de la política del Partido, como combatientes potentes que afrontan el peligro para materializar su línea y orientaciones.
Por muy crítica que sea la situación y severas las dificulta
des con las que tropecemos, nada nos atemoriza ni habrá fortaleza inexpugnable porque contamos con un ejército y un pueblo monolíticamente unidos en torno al Partido y con la más justa línea que este acaba de presentar.
El mundo será testigo de cómo haremos añicos las maniobras de hostigamiento del imperialismo y sus acólitos, a la vez que levantamos en este territorio un Estado socialista poderoso y próspero.
El Comité Central del Partido confía firmemente en que todos los funcionarios, miembros y demás trabajadores apoyarán de modo activo su línea y se esforzarán con tesón para materializarla, demostrando así una vez más ante el mundo la dignidad y el temperamento de la Corea de Songun.