Un día de enero de 1962 el gran Líder Kim Il Sung dirigió sobre el terreno la entonces Fábrica Textil de Pyongyang, ocasión en que dispuso levantar la casa-cuna de sistema semanal para que las operarias pudieran trabajar sin ninguna preocupación de sus hijos e indicó personalmente el tamaño de ella.
Poco tiempo después se construyeron allí de forma novedosa el jardín infantil y la casa-cuna de apariencia elegante.
Los nidos de los pequeños se remozan con el paso del tiempo y las obreras se sienten felices viendo a sus hijitos crecer sin envidia y se enfrascan más en el trabajo.
Cierta vez una japonesa visitó la casa cuna de la fábrica y no contuvo la emoción y sorpresa.
Dijo que la existencia misma de casa-cuna y jardín infantil en la fábrica le provoca asombro, que en Japón cuesta mucho trabajar a las mujeres con bebés y que les causa miedo a tener hijos pues confiarlos a casa cuna cuesta mucho dinero. Expresó que le dejó gran impresión el hecho de que el Líder del país prestó atención profunda hasta a la construcción de casa cuna y no disimuló la envidia a las coreanas.