Póngase letras de registro Son letras prohibidas

     Solgo nació en Silla. Desde niño tenía afición al dibujo. La familia era tan pobre que había días en que no tenía con que alimentarse, pero Solgo no faltó ni un día al dibujo.

    En fin no tenía a nadie con quien rivalizar en la pintura.

    En el año 560 fue invitado a pintar una de las paredes del templo Dragón Dorado. Pintó un pino viejo. Recurrió al arte misteriosa de pintar. Aparentaba un pino lozano de unos centenares de años de crecido cuyo tronco era como el caparazón de la tortuga, pero de ramas con hojas lozanas como si fueran vívidas y rociadas.

    La pintura fue tan vívida que un sin número de pájaros tales como el cuervo, la águila, la golondrina y el gorrión venía a posarse en ella cayendo al pie de la pared.

    De ahí que se consideraba como tesoro y patrimonio nacional.

    Sin embargo, el tiempo empezó a desteñirla con el viento, la lluvia y la nieve. Los monjes del templo se sintieron tan apenados que tentaron remozarla con todo esmero, pero ya no venía ningún pájaro en su busca.

    Se debe a que nadie logró rehabilitar su arte de pintar.