Un día de junio de 2006 el gran Dirigente Kim Jong Il dio a funcionarios instrucciones valiosas sobre la educación de militantes y demás trabajadores en la convicción.

Les enseñó que la fe en la victoria de la revolución constituía la vida para los revolucionarios y que sin ella no podían superar las dificultades severas ni salir victoriosos en la lucha.

Y prosiguió que la revolución coreana fue iniciada con la confianza, avanza y logra triunfos con ella, que la revolución se cumple no con letras o palabras sino con la convicción, y que la revolución es la confianza y viceversa.

Subrayó que solo quienes luchaban por el futuro brillante con la firme confianza podían ser fuertes de la convicción y triunfantes de la revolución y que podrían anticipar el día de la victoria de la revolución y la política del Songun al esforzarse con la confianza como los combatientes revolucionarios antijaponeses.