Fue cuando se efectuaba a toda marcha el curso de estudio político-militar en el campamento secreto de Matanggou.

Un día Kim Il Sung se interesó por los novatos del ERPC que aprendían a escribir por primera vez.

Por recibir la dirección personal del gran Líder, los soldados no sabían cómo proceder. Pero poco después, atraídos por su generosidad, confesaron sus pensamientos sobre el estudio.

Un soldado le expuso su opinión de que sería mejor matar mayor número de enemigos dedicando más horas a la práctica de tiro que al estudio.

El gran Líder le explicó detalladamente: Quien participó en la revolución con las armas en la mano, aunque dispare bien, si no conoce la teoría de la revolución, no puede ser un genuino revolucionario. Solo cuando asimila la verdad de la revolución puede luchar bien contra los enemigos.