Una vez, el Máximo Dirigente Kim Jong Un visitó a una empresa situada en la región del norte.
Era cuando él entró a la exhibición de productos al recorrer por varios lugares de la empresa.
El Máximo Dirigente, viendo detalladamente a los productos, dio preciosas instrucciones sobre la norma de la calificación de productos.
Él evaluó altamente diciendo que en el tiempo pasado se necesitaba mucha cantidad de mano de obra, materiales y el tiempo para fabricar tales productos, pero actualmente se producía en gran escala con poca cantidad de mano de obra economizando los materiales y que esto era una gran renovación tecnológica.
Él, de repente, preguntó cómo era la reacción de los consumidores.
Los funcionarios le informaron con orgullo que a todos los consumidores les gustaron los productos y que un funcionario de una unidad se había quedado muy emocionado al ver los productos.
Al oír sus respuestas, el Máximo Dirigente calificó de nuevo que era bueno si a los consumidores les gustara diciendo que a él también le gustaron.
Los consumidores mencionados por él eran, precisamente, el pueblo.
Era la intención del Máximo Dirigente de que la exigencia de los pueblos debería ser la norma de la calificación de productos, si a ellos les gustan, pueden ser productos buenos pero si no, no se puede ser buenos productos en cualquier caso.