El objetivo de la superación ideológica de los hombres consiste en llevar bien la revolución y la construcción formándolos como seres poderosos. Por eso, para la revolución y la construcción hay que transformar la ideología de los hombres, lo que requiere priorizar la labor política.
El Secretario General Kim Jong Il dijo:
"Para llevar a feliz término las tareas revolucionarias hay que efectuar ante todo el trabajo político destinado a educar y mover a las masas."
El trabajo político es, en una palabra, un trabajo con las ideas de la gente. Es decir, una labor destinada a educar y mover a las masas.
Para hacer un trabajo hay que movilizar sus ideas. Pero la ideología no se mueve por sí sola.
El carro avanza cuando el hombre arranca. Al igual que esto es necesario arrancar la conciencia ideológica de tal modo que ejerza influencia sobre las actividades.
Movilizar las ideas es, precisamente, el trabajo político.
¿Qué significa la priorización del trabajo político?
Significa dotar a las masas populares de las líneas y las políticas del partido y elevar su fervor revolucionario antes de emprender cualesquier tareas de tal manera que ellas mismas, con elevada conciencia y actividad, lleven a buen término la lucha revolucionaria y la labor constructiva. Es decir, prender la llama en los corazones de los hombres para que ellos se movilicen con elevado entusiasmo y ganas.
¿Por qué se debe priorizar el trabajo político?
Primero, es porque el éxito en la revolución y la construcción depende de cómo realizar la labor con los hombres.
La revolución y la construcción son obras de los hombres.
El hombre transforma la naturaleza y la sociedad. Por eso, para encauzar con éxito la revolución y la construcción es preciso elevar el fervor revolucionario y la actividad creadora de las masas mediante la labor con ellas.
La revolución es una lucha consciente y voluntaria. Es la obra que no se hace a instancias ajenas ni para cobrar remuneraciones sino partiendo, en todo caso, de la propia fe y conciencia políticas. Por lo tanto, en la lucha
revolucionaria hay que tomar como firme principio poner al rojo vivo la conciencia y la actividad humanas mediante la priorización constante del trabajo político.
Segundo, dar preferencia a este trabajo es una necesidad derivada de la naturaleza del régimen socialista.
La sociedad capitalista es una sociedad en que todo está en beneficio de la minoría de explotadores y casi todas las riquezas materiales y culturales creadas por las masas populares están en manos de los explotadores. Debido a esto, las masas trabajadoras no pueden trabajar con el entusiasmo consciente sino con el garrote y el dinero.
Pero la sociedad socialista se difiere fundamentalmente de la sociedad explotadora. Es la sociedad socialista cuyas masas populares son dueñas del estado y la sociedad y en que todo sirve para ellas. Por eso, las gentes trabajan con entusiasmo consciente en aras de la sociedad y la colectividad a que pertenecen. He ahí la superioridad esencial del régimen socialista.
En la sociedad socialista la gente se moviliza no con garrotes ni con el dinero. Por supuesto, en las condiciones en que aun el socialismo no alcanza el triunfo total necesita el control legal y aplicar el incentivo material. Pero aquellos no son fundamentales en la sociedad socialista.
El método fundamental para movilizarlas en la sociedad socialista es el trabajo político. Sólo si se da la prioridad a este trabajo es posible dar un impulso enérgico a la revolución y la construcción elevando el fervor revolucionario y la actividad creadora.
¿Qué hacer para poder priorizar el trabajo político?
En primer lugar, es necesario priorizar el trabajo político por medio de combinarle la administración técnica y la econóomica. La administración técnica radica en planear la producción, ubicar manos de obra, controlar y hacer balance del proceso de la producción mientras la administración económica reside en dirigir el proceso técnico y administrar y renovar los equipos. Son dos labores necesarias para las exigencias ineludibles de la sociedad socialista.
En la sociedad socialista los medios de producción son de la propiedad social y el proceso productivo se organiza y coordina como engranaje. Por eso, sin la labor administrativo-organizativa no se puede controlar la sociedad socialista.
La construcción del socialismo se fundamenta en las ciencias y las tecnologías. El objetivo de construir la sociedad socialista reside en posibilitar que todos vivan bien trabajando fácilmente y aumentando la producción. Es por eso que la construcción del socialismo se basa en el alto nivel científico y técnico y su proceso es el de dotar la economía nacional de las tecnologías modernas.
Sólo haciendo bien la administración técnico-económica es dable construirlo con éxito. Pero será exitoso en las condiciones en que les preceda el trabajo político.
Es el hombre quien maneja la máquina, desarrolla la tecnología y administra la economía. Sin priorizar la labor con el hombre no se imaginan sus éxitos. Por lo tanto, es preciso tomar como principio dar prioridad al trabajo político y, a la vez, combinarle la técnica administrativa y la técnico-económica.
Para priorizar la labor política, en segundo lugar, es preciso combinar en la justa medida el estímulo político-moral y el material, considerando como principal al primero.
El estímulo político-moral es apreciar a la gente por medio de condecorar la orden, la medalla y el título de honor, dar a conocer ampliamente mediante los medios de publicación e información de tal manera que se eleve en la dignidad y orgullo y le hace dedicarlo todo en bien de la sociedad y la colectividad.
El incentivo material es, en una palabra, evaluar en lo material los resultados del trabajo. Es decir, pagar el salario según la calidad y la cantidad del trabajo y dar premio en efctivo o en especie cuando uno sobrecumple el plan de la producción o hace innovaciones técnicas.
Combinar, en la justa medida, el incentivo político-moral y el material dando prioridad al primero se presenta en la sociedad socialista como asunto especialmente importante.
Esto se relaciona con la característica del socialismo.
La sociedad socialista se basa en el principio colectivista: uno para todos, todos para uno. En dicha sociedad todos son dueños del estado y la sociedad que trabajan de buenas ganas en bien del país, el pueblo, la sociedad y la colectividad ayudándose unos con otros. Esto es la superioridad esencial del régimen socialista sobre el capitalista y uno de los factores importantes del desarrollo rápido de la sociedad socialista. Así que en la sociedad socialista dedicarse a la sociedad y la colectividad mediante la prioridad al estímulo político-moral se presenta como problema muy importante.
Sin embargo, en la sociedad socialista aun subsisten los vestigios caducos en la mentalidad de los hombres, no están desarrolladas las fuerzas productivas en correspondencia con el principio de la distribución según sus necesidades y hay diferencias entre el trabajo pesado y el ligero, el trabajo intelectual y el manual.
¿Que sucederá si se distribuye por igual y promedialmente los productos en dichas condiciones?
Entonces la gente tratará de trabajar chapuceramente, como sea posible, en los sectores más fáciles. Si es así, la sociedad socialista será una sociedad sin dueños y, al fin, se derrumbará. Por eso, es muy importante dar el incentivo material por medio de distribuir según la cantidad del trabajo.
Pero, dándole prioridad menospreciando el estímulo político-moral, contraviene al carácter esencial del régimen socialista. Es una tendencia muy peligrosa que fomenta el egoísmo en los trabajadores, haciéndolos pensar sólo en el dinero y, como consecuencia, perjudica al régimen socialista y las conquistas de la revolución.
Bajo el socialismo, lo principal ha de ser, en cualquier caso, el estímulo político-moral, sobre cuya base hay que combinar con el incentivo material.
¿Cuáles son los métodos del trabajo político?
Deben ser métodos persuasivos y educativos.
Esto significa enseñar y despertar a las gentes para que ellas lo comprendan todo por sí solas.
No puede haber otros métodos en estimular las ideas fuera de la persuasión y la educación.
Con el método de ordenar y mandar es imposible conmover sus almas y suscitar sus entusiasmos. Si uno hubiera obedecido a los mandatos ajenos, eso sería a desgana. Es obvio que no tendría la creatividad. No pueden salir bien las cosas si fueran a la fuerza.
La labor política debe efectuarse por su propia iniciativa, con diversas formas y métodos. Se lleva a cabo en condiciones y circunstancias diferentes y se dirige a personas con distintos niveles de preparación. El objeto del trabajo político son obreros, campesinos y empleados de oficina u hombres de ciencia que trabajan en centros de investigación científica. De los obreros hay carboneros, taladores, mineros, etc. Tienen diferentes edades, niveles de conocimientos, aficiones y personalidades. Por eso se debe realizar de manera diferente y dinámica, con diversas formas y métodos, de acuerdo con la realidad concreta.
La labor política debe convertirse en una obra propia de las masas. Como es la labor de educar y mover a grandes masas, no se podrá cumplir sólo con los esfuerzos de unas cuantas personas. Esta labor puede tener buen éxito sólo cuando se convierte en una obra de masas incluyendo funcionarios políticos particulares sino amplias masas.
Hacer que uno sólo eduque y movilice a diez hombres, estos diez a cien, estos cien a un millar, etc. es un método excelente de incorporar a la gente en la labor política haciéndola una tarea propia de las masas.
La labor política debe ligarse estrechamente con la práctica revolucionaria. Persigue el importante propósito de asegurar el cumplimiento exitoso de la tarea revolucionaria presentada. No sirve para nada aquella labor política alejada de la realización de la tarea revolucionaria, que no sirve para la revolución y la construcción. De modo que el resultado de la labor política se debe apreciar por los éxitos reales de la revolución y la construcción.