El Secretario General Kim Jong Il dijo:
"Esto significa tratar al universo partiendo de los intereses de su verdadero dueño, es decir, del hombre."
Esto quiere decir que es necesario tratar el mundo para hacerlo útil al hombre. En otras palabras, hay que tratar las cosas y los fenómenos con el punto de vista de si son útiles o dañinos, como convertir los dañinos en los útiles, como hacer más útiles los útiles, etc.
Tal vez haya alguien que piense en si no es razonable tratar de evitar lo dañoso y perseguir lo útil.
No, por favor.
Un día el Secretario General Kim Jong Il examinó el proyecto de una fábrica que pensaban construir en la ciudad de Hamhung. Una vez construida la fábrica haría un gran aporte a la construcción general de la economía nacional. Al interesarse por su ubicación se preocupó mucho por el problema de la contaminación del río en cuya ribera pensaban construir y lo pospuso durante un buen tiempo para averiguar con certeza lo que le iba a pasar a la población de la ciudad. Mandó allá ingenieros, que le informaron que con el tiempo habría cierta influencia sobre el medio ambiente. En fin, hizo tomar medidas preventivas haciéndola ubicar en otra parte desde donde no le causaría ningún problema a la población en la vida sana y saludable.
Esto es, se diría, la concretización brillante del punto de vista y la actitud de tratarlo todo a partir de los intereses humanos. No todo lo que hace el hombre le es provechoso, por lo que hace falta tratarlo todo a partir de las necesidades y los intereses del hombre social.
Primero, hay que mantenerse en el principio de defender al máximo los derechos y los intereses independientes del hombre en actos cognoscitivos y prácticos.
Según el punto de partida se definen el objetivo y las tareas, los medios y los métodos de la cognición y la transformación, por lo que reviste suma importancia la fijación del objetivo.
La acción de conocer y transformar la naturaleza y la sociedad se desenvuelve en forma diversa teniendo como objetos distintas cosas y fenómenos, de modo que no pueden menos de ser diferentes los objetivos concretos. Pese a ello el objetivo final debe orientarse a defender los derechos y los intereses del hombre. Esto implica que los objetivos concretos han de partir necesariamente del objetivo final.
El objetivo interpreta la exigencia y los intereses del hombre, condiciones necesarias para su concretización y su determinación de llegar a lo que desea. Por eso el tomar como máximo principio la defensa de los derechos y los intereses independientes del hombre es requerido por el objetivo mismo de toda acción cognoscitiva y prática. Cualquier objetivo independiente de dicha defensa contraria a la naturaleza de la acción cognoscitiva y práctica, por lo que no vale para nada.
He aquí un testimonio.
Es muy útil aprovechar la ley del movimiento del átomo. Sin embargo, los esfuerzos incansables por descubrir la ley del movimiento del átomo fueron aprovechados primero en fabricar la bomba atómica a costa de 2 mil millones de dólares debido a la política antipopular de los imperialistas dirigida a la dominación y la subyugación, la guerra y la agresión, cuya víctima primera fue el pueblo japonés. Según la información de las bombas atómicas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki uno llega a comprender fácilmente cuán grandes calamidades e infortunios causarían las ciencias a la humanidad si se dejasen aprovechar a los fines malsanos en lugar de servir para la humanidad.
Esto demuestra que la acción humana tiene que orientarse necesariamente a defender los derechos y los intereses del hombre, por lo que no pueden menos de luchar con toda forma de puntos de vista y actitudes erróneos y contrarios.
Segundo, la acción cognoscitiva y práctica debe servir para llevar a la práctica la aspiración y la demanda independientes del hombre, es decir, para la vida independiente. Para ello es necesario fijar el objeto de la acción cognoscitiva y práctica a partir de la aspiración y la necesidad independientes del hombre.
Esto es una de las garantías importantes para la exitosa acción del hombre, que porta la inagotable facultad de conocer y transformar las cosas y los fenómenos.
El hombre no es capaz de conocerlo todo de una vez. Toda generación humana despliega su capacidad creadora correspondiente al tiempo que vive. Se presenta la exigencia definida históricamente y procura conocer y transformar el mundo con la capacidad de que dispone.
Si se presentase como objeto de la cognición y la transformación lo que no valdría para la verificación de las necesidades e intereses independientes no lo llegaría a conocer ni transformar correctamente y si hubiese logrado a alcanzar lo que esperaba eso no serviría para nada.
Es preciso, por eso, optar como objeto lo necesario para realizar la exigencia vital del hombre.
Para poder llevar a buen término la cognición y la acción es necesario también recurrir a buenos estilos y medios, que son definidos por el objetivo y que a su vez dan garantía a su efectuación.
Los estilos y los medios son necesarios para la defensa y la efectuación del objetivo. Si ellos damnifican los intereses del hombre no permiten desplegar al hombre sus atributos esenciales y alcanzar lo que espera por más justo que sea el objetivo.
En unos países ex socialistas no distinguían nada en estilos y medios de administración, inclusive capitalistas, diciendo que la gente estaría contenta con la barriga llena, como resultado de lo cual, al fin y al cabo, se desmorronó el socialismo que construían.
Esto demuestra que es importante optar por buenos estilos y medios aferrándose al principio de defender los intereses humanos para poder concretizar exitosamente el objetivo de la cognición y la acción encaminada a defenderlos.
Asimismo es preciso partir de las necesidades y los intereses del hombre en la apreciación de los logros de la cognición y la acción. Ella es indispensable para agilizar las actividades del hombre. La regla de su apreciación reside en el aporte a la realización de las necesidades y los intereses.
El hombre es el ser superior del mundo, que crea todo lo precioso. No hay nada más precioso que el hombre. Las cosas y los fenómenos valen sólo cuando sirven para el hombre.
Los países capitalistas son dominados por la concepción del valor en que las cosas se miden por el dinero que se considera omnipotente y más precioso que el hombre. Allá todo, incluso la personalidad humana, se cayó en el valor de cambio. Por lo tanto, Shakespeare criticó duramente la injusta sociedad capitalista, escribiendo:
Oh, oro omnipoderoso!
Contigo podré hacer
Del negro blanco
Del feo guapo
Del injusto justo
Del vil excelente
Del viejo joven
Del cobarde corajudo
...
Del ladrón decano
Con honores y títulos.
Es inhumano el punto de vista de apreciarlo omnipoderoso de la clase capitalista que sólo persigue su lucro egoísta sin preocuparse por el porvenir de la humanidad, por lo que es importante apreciarlo todo a partir de las necesidades y los intereses independientes del hombre.
El punto de vista y la actitud de tratar el mundo a partir de los intereses humanos permiten servirlo todo para el hombre en la realización de la independencia humana.
He ahí precisamente la justeza y la invecibilidad de la idea Juche.