Interpreta las exigencias de la época del Juche, nueva era histórica que se distingue radicalmente de las demás anteriores.
El Presidente Kim Il Sung dijo:
“La actual es época del zazusong (independencia) en que los pueblos, otrora oprimidos y humillados, se han hecho dueños del mundo y forjan su propio destino de manera independiente y creadora.”
A lo largo de milenios las masas populares se habían despojado de su situación de dueñas por una minoría de clases dominantes y explotadoras.
En los albores del siglo 20 se triunfó la Revolución de Octubre en Rusia y tomó cuerpo la lucha revolucionaria de la clase obrera en los países europeos. También los pueblos asiáticos, otrora objeto de la explotación y la opresión de los imperialistas, se levantaron en la lucha de liberación nacional.
Todos los eventos de aquel entonces probaron que se registraban grandes virajes en la situación y el papel de las masas populares, otrora objeto de la historia pasada. Significaban que se abrió una nueva era histórica, época del Juche.
Las masas populares, ya dueñas de la historia, aspiraban a forjar de manera independiente y creadora su propio destino.
Esto tenía una importancia especial en Corea por las particularidades de su historia y la complejidad y la arduidad de su revolución.
Los dominantes incapaces e impotentes de la dinastía de los Ri sembraron el servilismo a las grandes potencias y las fracciones, lo que había arruinado el país. En la segunda década del siglo 20 los nacionalistas y los seudo marxistas, aun dominados por tales fenómenos, no pensaron en hacer la revolución coreana con sus propias fuerzas sino con las ajenas. Los líderes del movimiento comunista de Corea estaban enfrascados aun en moldear diversos partidos pugnando ser reconocidos por el Komintern y trataban de copiar mecánicamente las teorías y experiencias ajenas sin tomar en consideración las condiciones concretas de la época. Las ideas servilistas y dogmáticas influyeron gravemente sobre la revolución coreana, lo que le ofuscó el hallar el camino a seguir.
La revolución coreana tuvo que transitar por el camino inaudito porque debía cumplir al mismo tiempo las dos tareas: la revolución de liberación nacional contra la ocupación del imperialismo japonés y la revolución democrática antifeudal.
Esta situación urgió a que el pueblo coreano optara por el camino de la revolución según su propio credo y juicio y lo abriera de manera independiente y creadora.
Fue precisamente entonces cuando el camarada Kim Il Sung, de menos de una veintena de años de edad, fue el primero en percatarse de la exigencia de la nueva época para concebir un nuevo pensamiento revolucionario que la interpretase de manera más correcta.
De modo que la idea Juche es el pensamiento revolucionario más científico que conduce a las masas populares a forjar su destino de manera independiente y creadora.